“Termina el Jubileo y se cierra la Puerta Santa. Pero la puerta de la misericordia de nuestro corazón permanece siempre abierta, de par en par”. Así ha concluido este domingo el Papa Francisco, en la carta apostólica Misericordia et misere, el Año Jubilar de la Misericordia. Durante estos 300 días, la Iglesia ha remarcado la importancia del perdón y ha permitido a los sacerdotes confesar el aborto, pecado que solo le correspondía a unos pocos.
Francisco: “Quiero enfatizar con todas mis fuerzas que el aborto es un pecado grave, porque pone fin a una vida humana inocente”.
Francisco ha señalado que, para que “ningún obstáculo se interponga entre la petición de reconciliación y el perdón de Dios”, a partir de ahora, los sacerdotes, “en razón de su ministerio”, tendrán “la facultad de absolver a quienes hayan procurado el pecado de aborto”. De este modo, el Papa ha extendido la medida, concedida con motivo del período jubilar, que permitía a cualquier presbítero perdonar en confesión la falta del asesinato al no nacido.
“Quiero enfatizar con todas mis fuerzas que el aborto es un pecado grave, porque pone fin a una vida humana inocente”, ha comentado el Papa, quien, también “con la misma fuerza”, ha afirmado que “no existe ley ni precepto que pueda impedir a Dios volver a abrazar al hijo que regresa a él reconociendo que se ha equivocado, pero decidido a recomenzar desde el principio”.
En relación con esto, Francisco ha destacado que “quedarse solamente en la ley equivale a banalizar la fe y la misericordia divina”. Por ello, el Papa ha llamado a los sacerdotes a que, incluso en las situaciones complejas, aquellas en las que “se siente la tentación de hacer prevalecer una justicia que deriva solo de las normas”, crean en “la fuerza que brota de la gracia divina”.
Según ha comentado el Sumo Pontífice, es esta piedad la que “renueva y redime” el corazón del hombre. En un mundo que “sigue generando nuevas formas de pobreza espiritual y material que atentan contra la dignidad de las personas”, la “Iglesia debe estar siempre atenta y dispuesta” a “nuevas obras de misericordia”, ha reconocido Francisco.
“Estamos llamados a hacer que crezca una cultura de la misericordia, basada en el redescubrimiento del encuentro con los demás”, ha completado el Papa, quien también ha llamado a los cristianos a “vivir la novedad del Evangelio”. “Es tiempo de mirar hacia adelante y de comprender cómo seguir viviendo con fidelidad, alegría y entusiasmo la riqueza de la misericordia divina”, ha explicado Francisco.