El Grupo Zeta vuelve a necesitar la ayuda de los acreedores, tan solo un año después de lograr un acuerdo de refinanciación de la deuda con la que cerró el ejercicio de 2015. El grupo editorial de Antonio Asensio acude de nuevo a la banca tras no hacer frente al pago del vencimiento de 2016, de aproximadamente seis millones de euros, ante la duda de unos acreedores que estudian la nueva situación.
Esta coyuntura ya fue anticipada por la junta directiva del holding de la comunicación, que puso sobre aviso a los bancos, a un mes de la conclusión del plazo del pago, de que no podría cumplir con dicho pago y de la necesidad de alargar los prestamos en 25 millones de euros adicionales. Esta ampliación se solicita, según el grupo, para el desarrollo y la transformación de sus medios analógicos a medios digitales.
Hace tan solo un año, la sociedad financiera suscribió con un pool bancario –informe para un banco en el cual se detalla toda la financiación ajena a ese banco– un acuerdo en el que conseguía unas condiciones de pago más flexibles y se ampliaban los plazos para la deuda arrastrada. Una deuda que, a cierre de 2015, alcanzaba los 98 millones de euros, repartida en más de una docena de bancos entre los que destacan: La Caixa, Sabadell, BBVA o Banco Popular.
Las dudas del sector
El pasivo del Grupo Zeta está repartido de forma muy desigual. El 60% corresponde a su periódico emblema, «El Periódico de Cataluña», mientras que el 40% restante lo acumulan el resto de los medios, siendo «Sport» es el segundo en esta lista de pérdidas.
Los entidades bancarias no han visto con buenos ojos esta nueva situación del grupo dirigido por Antonio Asensio, y en algunos casos ya han tomado parte en el asunto: “Hace apenas un año que les dimos una solución de continuidad, no han sido capaces de cumplirla y ahora vuelven a pedir árnica (ayuda)”, reprochaba el representante de uno de los bancos involucrados.
Personas cercanas a la operación bancos-Zeta analizan la difícil situación en la que se encuentra: “El problema de este grupo es más estructural que de mercado. Tendremos que estudiar con mucho detalle si conviene seguir con un apoyo que no parece suficiente para sacar a la empresa de la situación de dificultades permanente”.
No está clara la decisión que tomarán finalmente los bancos, pero parece atisbarse que, de no sufragar la operación, el Grupo Zeta podría acabar en bancarrota, con lo que caería así uno de los referentes de la comunicación en España, operativa desde 1976.