La hermana Guadalupe vive en Siria desde enero de 2011, meses antes de que estallara la guerra. Ella es testigo de la barbaridades que se cometen en el país, donde el conflicto ha dejado medio millón de víctimas en seis años. Cuando comenzó la lucha, sus superiores del Instituto del Verbo Encarnado (congregación religiosa a la que pertenece) le ofrecieron huir del país. Sin embargo, la argentina decidió quedarse. Según asegura a la revista Misión, que ha publicado la entrevista, su padre le animó a quedarse y ayudar: “Mi papá me dijo: ‘¿Cómo vas a dejarlos ahora que te necesitan más?’”.
La religiosa defiende que los medios de comunicación occidentales informan sobre lo contrario a lo que sucede realmente en Siria. Según la hermana, “hay países que buscan debilitar, involucrar y dividir a Siria para que no sea una amenaza a sus intereses económicos y políticos”. Asimismo, asegura que estos quieren acabar con la “convivencia entre religiones y, específicamente, con la presencia cristiana”.
Este plan de destrucción y debilitación de Siria lo llevan a cabo el Estado Islámico y los grupos fundamentalistas que invadieron el país en 2011 y que tienen “sus propios objetivos”. Estos fueron los que provocaron la guerra: “No estalló una guerra civil, no era el pueblo, ni siquiera eran en su mayoría sirios los que se levantaron contra el Gobierno. Son grupos fundamentalistas”. Estos últimos, más conocidos como “rebeldes moderados”, son “en realidad terroristas” que están apoyados y financiados por “potencias internacionales y potentísimos grupos económicos”.
Las potencias de las que habla la hermana Guadalupe son “las industrias del armamento y la del petróleo”. La religiosa destaca que también hay que tener en cuenta que “Siria no estaba dispuesta a aliarse con Qatar y Arabia Saudí”, interesados en el país. Por ello, “querían influir en su forma de Gobierno para difundir un Islam más radical”. Esto se puede demostrar, ya que, según cuenta la argentina, las empresas de construcción más importantes de Oriente Medio pertenecen a Arabia Saudí. “Para que haya mercado, hay que destruir para volver a construir. Así que dijeron: entramos, destruimos y luego reconstruimos”, añade.
El bueno, el feo y el malo: al-Asad, Rusia y la Unión Europea
Según la hermana, los rebeldes han logrado pintar al presidente sirio, Bashar al-Asad, como “el mayor sanguinario de la historia para justificar la revolución”. “Hoy al-Asad es el mal menor”, asegura. El dirigente fue elegido legítimamente, y la “población en general, y la comunidad cristiana en particular”, le apoyan. Ellos consideran que “quitándolo, vendría el caos y Siria se encontraría en manos del fundamentalismo desbocado”.
«Al Daesh (Estado Islámico) lo están derrotando el Ejército y Rusia, no las guerrillas a las que la UE arma”, comenta la hermana.
La hermana explica que Rusia, al igual que otras potencias, interviene en la guerra “por sus propios intereses políticos y económicos”. Sin embargo, destaca que el Patriarcado Ortodoxo de Moscú ha influido al presidente ruso, Vladimir Putin, para que “detenga la matanza de cristianos y el intento de expulsarlos de Oriente”. Además, afirma que “en poco tiempo ha conquistado grandes objetivos”.
En cuanto a la Unión Europea (UE), la religiosa comenta que su papel “es totalmente negativo, ni siquiera pasivo”. Asegura que “condenó a muerte” a un país en el acababa de estallar la guerra al “asfixiarlo económicamente”. Asimismo, la argentina explica que los obispos han pedido a la UE que “levante esa sanción” ya que perjudica al pueblo más que al Gobierno. Además, critica que estos países vendan armas a los rebeldes: “Es ridículo. ¿Por qué no apoyan al Ejército de un Gobierno legítimo? Al Daesh (Estado Islámico) lo está derrotando el Ejército y Rusia, no las guerrillas a las que la UE arma”.
La minoría cristiana, el blanco principal
La hermana Guadalupe asegura que, aunque los rebeldes buscan acabar “con toda presencia religiosa no fundamentalista en Oriente Medio”, los cristianos son la minoría más perseguida y “el blanco de los ataques”. Asimismo, afirma que la presencia cristiana en esta zona es esencial, pues “garantiza el islam moderado”. ”Cuantos menos cristianos haya, más terroristas islámicos habrá”, añade.
“En Europa, los cristianos viven una identidad diluida que es mucho más peligrosa y dañina que la espada de los radicales de Oriente Medio”, asegura la argentina.
La argentina insiste en que hay que recibir a los refugiados. Sin embargo, asegura que el papel de los europeos no es decidir quién pasa y quién no: “Hay que vivir la caridad. Pero la caridad sin discernimiento es buenismo suicida”. Además, comenta que le llama la atención que se “favorezca la entrada de musulmanes y no la de los más perseguidos, que son los cristianos”.
Además, la religiosa asegura que es más fácil mantener la fe en Siria que en el “Occidente anestesiado”. “En Europa, los cristianos viven una identidad diluida que es mucho más peligrosa y dañina que la espada de los radicales de Oriente Medio”, añade. La hermana comenta que la persecución “ha fortalecido en su fe a los cristianos”, y comenta que “ahora las iglesias están más llenas que antes”.
“La oración es la clave”, afirma. Esta “da fuerza” a los cristianos. Por ello, la hermana asegura que lo primero que se puede hacer por los cristianos perseguidos es rezar; y lo segundo, “difundir su situación para cambiar la opinión pública”. “Si cambia, la presión sobre los responsables de esta situación puede ser determinante”, explica.