¿Será la inteligencia artificial (IA) tan capaz que razone, piense, aprenda, decida, se adapte y crezca en intuición hasta tener más sentido común que los humanos? ¿La tecnología dejará obsoleto al hombre o, tal vez, al hombre tal y como lo conocemos? Para responder a estas y otras preguntas, conversamos con Rafael Monterde, doctor en Filosofía y profesor de Humanidades. Monterde es un estudioso del impacto de la tecnología en la vida del ser humano y ha investigado cómo la biotecnología, la biogenética y la inteligencia artificial podrían transformar lo que somos.
¿La inteligencia artificial podría hacer que el ser humano se quede obsoleto?
Todo depende de lo que se le pida al ser humano. Si, por ejemplo, se nos pidiera a todos correr como Usain Bolt, evidentemente, gran parte de la humanidad quedaría obsoleta porque solo él corre como él. Esto es un problema de velocidad. La inteligencia artificial parece más eficaz porque los entusiastas abogan por la optimización y la rapidez en los resultados, pero eso no garantiza que sean los mejores. La idea de que la tecnología superará al humano es tan antigua como la técnica misma. Desde que los humanos aprendieron a controlar el fuego, se ha tenido la idea de que la tecnología es algo suprahumano. No se trata de volvernos obsoletos, sino de comprender los cambios que la IA trae consigo.
¿Podría la inteligencia artificial transformarnos en algo distinto a lo que somos hoy?
Lo que realmente va a transformar es nuestra manera de organizar el tiempo. Cambiar esa organización nos permitirá dedicar tiempo a otras actividades, lo que afectará nuestra comprensión del trabajo humano y, por ende, de la vida misma. Ahora bien, transformar la naturaleza humana, como abogan algunos, es más complejo. Crear una nueva especie poshumana requeriría asumir que el ser humano es chatarra biológica que puede desecharse, lo cual es un pensamiento radical que no todos aceptarían.
«La IA reorganiza el tiempo y el trabajo, pero no puede replicar la experiencia afectiva y la conciencia humanas»
¿La inteligencia artificial es solo una herramienta más o hay algo sustancialmente distinto en ella?
Es más que una herramienta. La IA está creando una nueva forma de cultura y de organización de la vida humana. Un momento paradigmático fue cómo las religiones antiguas atribuían tareas a las divinidades, ordenando así la sociedad. Ahora, la cuarta revolución industrial está reorganizando el trabajo y, con ello, nuestra manera de vivir. Pero pensar que esto lleva a la obsolescencia humana es absurdo: no vivimos solo para trabajar. La inteligencia humana trasciende la simple productividad.
Cuando se dice que la inteligencia artificial «razona, piensa, decide»… ¿Le atribuimos cualidades humanas por alguna razón especial?
Absolutamente. Los humanos entendemos la realidad a partir de imágenes y analogías, lo que nos lleva a antropomorfizar la IA para comprenderla mejor. La IA imita ciertos aspectos de nuestra inteligencia, como el cálculo, pero no alcanza las dimensiones más complejas del pensamiento humano. La razón entendida como cálculo es una visión moderna que no abarca toda la riqueza de la inteligencia humana.
¿Se podría replicar la inteligencia humana por completo?
La inteligencia humana no es solo un conjunto de funciones. Es una forma de vida, como entendían los griegos. Copiar la inteligencia requeriría replicar la vida misma, algo que está lejos de lo que la tecnología puede lograr. Aunque se busque desencarnar la inteligencia para que ocurra de forma pura en las máquinas, falta la experiencia afectiva, la voluntad y la memoria que caracterizan nuestra conciencia.
«Delegar el razonamiento en las máquinas puede atrofiar nuestra capacidad de pensar y debilitar nuestra voz interior»
La carta firmada por Sam Altman y otros líderes tecnológicos, que advierte sobre el riesgo de extinción por la IA, ¿responde a un conocimiento real o es una estrategia para aumentar la inversión en la industria?
Hay una narrativa muy ligada al complejo militar-industrial. Desde la Guerra Fría, la tecnología ha sido parte de una carrera por la supremacía. Estos mensajes responden tanto a la conciencia de los riesgos como a intereses políticos y económicos. Pero se corre el riesgo de caer en una guerra cognitiva sobre qué es la IA y cómo debe entenderse.
El uso masivo de la IA para hacer resúmenes o esquemas, ¿puede afectar nuestra capacidad de razonar?
Desde luego. Delegar en la IA tareas que deberíamos hacer nosotros debilita nuestra razón. La inteligencia, como el cuerpo, necesita ejercicio. Si dejamos de razonar, perdemos nuestra voz y capacidad de introspección. La IA puede ser un buen asistente, pero el discurso y la reflexión deben ser nuestros.
Ante la llegada de la IA, ¿no necesitamos ahora más que nunca personas críticas y bien formadas?
Urge un ser humano curioso, capaz de ensimismarse, tomar distancia y reflexionar. La historia se renueva en cada persona que piensa y conoce. La IA puede aportar, pero solo nosotros tenemos la capacidad singular e irrepetible de comprender y dar sentido al mundo.
Entrevista completa en el pódcast Cruce de Miradas