Dani Molina es un ejemplo de superación y resiliencia. Como triatleta y nadador paralímpico ha logrado mantenerse en lo más alto de su disciplina durante más de siete años. Así ha cosechado logros durante toda su carrera: cinco títulos mundiales y seis campeonatos europeos. Ha demostrado que los límites son solo un punto de partida. Su trayectoria comenzó los Juegos Paralímpicos de Atenas 2004, donde participó como nadador, y desde entonces ha seguido rompiendo barreras y se ha convertido en una figura de referencia en el deporte adaptado. Molina ha concedido la siguiente entrevista a Mirada 21:
¿Cómo valora este año?
Yo creo que ha sido un buen año, a pesar de algunos tropiezos u obstáculos que tuve en el camino, pero bueno, ha sido un año bastante bueno.
Para usted, el año 1997 fue un antes y un después en su vida. Tuvo un accidente automovilístico en el que perdió la pierna derecha. ¿Cómo asimiló este suceso?
Fue un accidente muy grave, estuve a punto de morir. Cuando tienes un accidente tan grave y estás tan cerca de allá arriba todo se ve de otra manera. Aunque fue una situación complicada, saber que podía haber muerto y que en realidad estaba vivo y tenía una segunda oportunidad, hizo que todo se viera un poquito más fácil.
Usted quiso dar un enfoque diferente a su vida, ¿tuvo algún lema que le animara a seguir?
«Hacer lo que te haga feliz». Eso es lo que lo que me dijo mi padre, haz lo que tú quieras, haz lo que te haga feliz. Y es justo eso lo que he intentado hacer siempre. He tratado de ser lo más feliz posible y tener una vida lo más plena y normal. Yo creo que, después de 27 años del accidente, he conseguido ser feliz y tener la vida que siempre había querido.
¿Cuál es la clave de la felicidad?
Nos centramos en tener una gran casa, un gran coche, ropa de marca o cosas que son son secundarias. Lo más importante es tener una buena familia, llevarte bien con tus padres, con tus hermanos, con tus amigos… Creo que que eso es mucho más importante que lo que es material. Lo material va y viene, pero lo que siempre queda y siempre está es la familia y los amigos.
¿Hacía ya deporte antes del accidente?
Desde chiquitito. Hice natación toda mi vida, pero también fútbol, baloncesto, tenis y atletismo, un poco todo. Siempre he sido un poco inquieto y me ha gustado el deporte. En mi casa me lo inculcaron así. Me ha gustado probar diferentes deportes.
¿Qué significaba para usted el deporte antes? Y, ¿qué significa ahora?
Antes era el día a día. Era un chaval de 12 o 14 años haciendo deporte, nada profesional. Lo hacía para hacer ejercicio y disfrutar. Ahora, sin embargo, se ha convertido en la forma de ganarme la vida. El deporte para mí es una forma diferente de vivir. Está en mi vida constantemente. He tenido la gran suerte de convertirlo en mi profesión, en mi trabajo y en mi rutina.
¿Pensó alguna vez en rendirse?
No, no, la verdad que no. Yo tuve la gran suerte de que al año del accidente me encontré a la que había sido mi entrenadora de natación de pequeño. Ella fue la que me volvió a meter en el mundo del deporte. El deporte me ha ayudado mucho a llevar todo mejor. Empecé un poco por salud y acabó siendo un objetivo. Soy una persona a la que no le gusta dejar las cosas a medias y le gusta terminar las cosas bien. Creo que al final he conseguido casi todo lo que se puede conseguir como deportista. Todos tenemos un destino marcado y todo pasa porque tiene que pasar. A algunos en la vida no les pasa nada y a otros, pues nos pasan muchas cosas. A mí me pasó esto y tuve que asimilarlo lo más rápido posible y lo mejor posible. Gracias al accidente he tenido la vida que he tenido.
¿Cuál ha sido su mayor reto deportivo?
He sido campeón del mundo, de Europa, campeón olímpico… Yo he ganado todo en el deporte, no se puede ganar nada más. Se puede repetir, está claro, pero he tenido la gran suerte de ser de los pocos deportistas del mundo que tienen las tres cosas. Yo creo que la verdad, el oro en París para mí ha sido el mayor reto deportivo de mi vida y ha sido mi mayor logro.
La primera vez que volvió a correr tan solo consiguió llegar a los 200 metros. ¿Cómo pasó de eso a ganar trofeos?
Es posible hacerlo con mucho trabajo. Hay que ser muy constante y muy trabajador. También hay que ser una persona muy cuadriculada que cuando se pone un objetivo intenta lograrlo siempre. Yo siempre dije que quería ser olímpico. Cuando empecé en el mundo del triatlón la gente me decía que tenía que ir con calma, pero yo siempre supe que el día que me dejaran competir en unos Juegos ganaría ese oro. El primer día fue muy duro, porque fueron 200 metros en una pista de atletismo. El segundo día conseguí dar una vuelta completa y, poquito a poco, fui cogiendo forma física. Volver a correr fue algo bastante duro. Yo creo que de los tres deportes el atletismo es el más duro.
En París fueron sus primeros Juegos Paralímpicos como triatleta. Años atrás, su categoría no estaba incluida ni en Río ni en Tokio. ¿Qué sintió al recibir la noticia de que su categoría sí estaba incluida en los Juegos Paralímpicos de París?
Estuvimos esperando durante 12 años, que se dice rápido. El día que recibí la noticia fue un día muy especial. Lo celebramos mucho. Fue un día muy muy bonito.
Le encanta correr, pero hay algo que le gusta mucho más: pasar tiempo con sus hijos. ¿Qué significan para usted?
Tengo la suerte de que mi trabajo me permite en momentos pasar tiempo con ellos. Cuando mi hijo mayor va al cole le preguntan por mí, y él dice que su papá ganó muchas competiciones. Para él soy su ejemplo, y yo creo que es bueno que vean que su padre no siempre gana. Al final, parece que ganar es fácil y que todo el mundo tiene que ganar. Y eso no es verdad. Alguien tiene que quedar segundo, ¿no? De vez en cuando hay que quedar segundo para que ellos vean que su padre no siempre gana.
¿Cuál era su sueño cuando era pequeño?
Ganar unas olimpiadas. Yo tengo dos primos que estuvieron en dos Juegos Olímpicos, en Los Ángeles y en Seúl. Hace muchos años, yo les veía de pequeño entrenando y para mí eran como superhéroes. Yo quería ser como ellos. En ese momento era prácticamente imposible que yo llegara a hacer unos Juegos, y el accidente y la discapacidad me permitieron cumplir mi sueño.
Ha ganado 33 oros en las últimas 36 carreras, lo ha ganado prácticamente todo, ¿qué objetivos tiene ahora?
Mi objetivo ahora es ser consciente de que tengo 50 años y de que la edad pesa. Ahora mismo, me encuentro con fuerzas como para votar un ciclo olímpico entero y para empezar la próxima temporada. También me gustaría otra vez ser campeón de Europa y, poco a poco, pues intentar llegar a los mejores de 2028. Y por qué no, intentar hacer un buen papel en Los Ángeles 2028. Soy consciente de que la gente joven que viene detrás viene muy fuerte y me costará estar allá arriba. Pero bueno, ¿por qué no intentarlo? Yo creo que de momento, mientras tenga ganas y todas las mañanas que me levante piense que me apetece entrenar, pues seguiré entrenando y compitiendo. En un futuro decidiré retirarme y dejar pasar a otros, pero de momento sigo siendo competitivo, y el que quiera ganar va a tener que sufrir.
¿Qué consejo daría a los lectores de esta entrevista?
Sobre todo trabajar duro. Cuando uno tiene un objetivo y quiere conseguir algo en la vida, tanto en el deporte como en el día a día, debe trabajar. Rendirse nunca. Hay que luchar por cumplir tu objetivo. Yo creo que, como dicen, los sueños, sueños son, y están para cumplirse. Yo he tenido la gran suerte de cumplir mi gran sueño, ya que puede ser campeón olímpico en París. Por eso, animo a la gente que lucha por esos sueños, y que, sobre todo, en la vida sea feliz. Eso es lo más importante.