El año 2017 es ya el segundo peor de la década, solo superado por 2012. Tras cuatro días de incendios en Galicia, Asturias y Léon, el fuego ha destruido, en lo que va de curso, el doble que la media de los últimos diez años. Los desastres forestales han quemado en octubre más territorio que en todo el periodo veraniego, según el Ministerio de Medio Ambiente. El fuego ha arrasado 69.109 hectáreas; unas 656 más que en junio, julio, agosto y septiembre juntos.
Las 174.788 hectáreas arrasadas en total a final de octubre suponen más superficie forestal destruida que en los años 2008, 2010, 2013 y 2016. De enero a septiembre, se registraron 22 grandes incendios –aquellos que superan las 500 hectáreas–. Sin embargo, solo en octubre, se contaron 30.
Los lugares más afectados han sido los entornos periurbanos, unas zonas intermedias que han crecido por la urbanización descontrolada en el monte y que favorecen los inicios del fuego. La creación de estas áreas supone modificar las órdenes de prioridad de los medios de extinción, que deben apagar primero las llamas que amenacen construcciones.
Terrorismo incendiario inexistente
En plena avalancha de incendios, el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, y el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, sostuvieron la teoría de que el fuego nació de una “acción coordinada” o de un “terrorismo incendiario” para agravar la propagación del fuego.
No obstante, ningún atestado de la Guardia Civil ni de la Policía Nacional ha respaldado estas ideas. Las investigaciones han acabado solo en dos detenidos por quemar rastrojos y en un sospechoso con problemas de salud mental.
A pesar de todo, los datos señalan a que la mayoría de incendios han sido intencionados, pero no prueban que exista una mafia dedicada a causarlos de manera coordinada. Las memorias de los fiscales de Medio Ambiente apuntan a negligencias, mala praxis o venganzas.
Cambio climático
La Organización Meteorológica Mundial ha vinculado la propagación del fuego a la cola de un huracán que llegó de manera inhabitual a Europa. Los restos del huracán Ophelia trajeron vientos rápidos y altas temperaturas a unas latitudes que no habían sufrido nunca este tipo de fenómenos meteorológicos. Los científicos lo han llamado “temporada extremadamente activa”.
Según la Agencia Estatal de Meteorología, octubre tuvo una temperatura media de 18,5º C, es decir, unos 2,6 grados por encima de la media. Solo llovió un tercio de lo esperado, en la línea meteorológica de sequía y elevadas temperaturas que ha caracterizado este curso.
El cambio climático puede estar alargando la época de máximo riesgo de incendios. La península ibérica ha experimentado en los últimos cursos un aumento de sequías y un debilitamiento de las precipitaciones. Con todo, el desastre forestal no se concluyó en Galicia; en Asturias se superaron las 12.000 hectáreas arrasadas, en su mayoría, derivadas de las quemas para eliminar monte bajo y obtener espacio para la ganadería. Además, en la zona cantábrica, aún queda por afrontar la campaña de incendios invernales, que cada año afecta más al norte. La Guardia Civil ha ligado estos incendios a la creación de pastos para la cabaña.
Nunca ha ardido tanto monte en España durante un mes de octubre en la última década. Históricamente, se trata de una época del año caracterizada por tiempos húmedos y frescos. Sin embargo, en unos días, el fuego ha devastado 69.109 hectáreas. La media está en 5.000.