La noche del sábado 4 de febrero en el Marriot Auditorium Quintus Pinus fue la noche de los Goya. Al son de la Film Symphony Orchesta daba comienzo la 31ª gala de los Premios del cine español. Todo empezaba con una voz en off dando la bienvenida a la ceremonia y mostrando un breve resumen de la alfombra roja previa, donde muchos cineastas españoles, enfundados en sus mejores galas, posaban frente a las cámaras celebrando la importancia de la noche.
Sin una ostentosa entrada triunfal, una voz femenina dio paso al presentador de la gala por tercera vez consecutiva, Dani Rovira, que abrió la noche con un pequeño monologo cómico explicando la razón de que repitiera; «Todos aquí hemos soñado con hacer un trio, menos José Coronado que seguro que ya lo ha hecho”. Su interpretación este año también fue criticada, a pesar de que antes de comenzar bromease vía twitter con una foto de él de pequeño acompañado del mensaje: “¿Vais a tener el valor de criticar a esta criaturita?”
Las grandes triunfadoras de la noche fueron Un monstruo viene a verme y Tarde para la ira. La primera, además de llevarse la estatuilla en 8 categorías de menor rango; mejor dirección de fotografía, dirección artística y de producción, mejor BSO, efectos especiales, maquillaje, montaje y sonido; también se hizo con el premio a la mejor dirección, J.A. Bayona recogió su segunda estatuilla, dedicándosela a toda la gente que combate a ese «monstruo» que es el cáncer y a su padre por enseñarle a dibujar e inculcarle el amor al cine.
Tarde para la ira, de las 11 candidaturas que llevaba se hizo con cuatro galardones: Manolo Solo, actor de doblaje, ganó su primer Goya como mejor actor de reparto; Raúl Arévalo fue premiado como mejor director nobel y también se hizo con el galardón a mejor guion original y el premio más importante de la noche, el de mejor película.
Otra gran triunfadora fue Emma Suárez, quien primero obtuvo la estatuilla a mejor actriz de reparto por La próxima piel, pero que más tarde consiguió hacerse con el Goya a mejor actriz protagonista por Julieta; dedicó sus premios a sus hijos, a sus compañeros, en especial a Adriana Ugarte y a Almodóvar (el encargado de entregarle el premio) y por supuesto a la Academia. También aprovechó el momento para recalcar y denunciar el hecho de que solo un 8% de los actores españoles puedan vivir de su profesión. Y terminó su discurso a grito de «Hagamos películas».
Otro cineasta que consiguió un ‘doblete’ fue el director Alberto Vázquez, como codirector del largometraje de animación Psiconautas, los niños olvidados y como director del cortometraje de animación Decorado.
El goya a mejor actor protagonista fue para Roberto Álamo que no solo dedicó el premio a su familia sino también a todos los actores del país, “tanto los que trabajan como los que no”, fue el único galardón que recibió Que Dios nos perdone. Por otro lado, El hombre de las mil caras se hizo con dos estatuillas, mejor guion adaptado y mejor actor revelación.
Ana Belén recibió como recompensa a sus más de 50 años de carrera cinematográfica, el Goya de honor. La actriz y cantante, que este año trabajó en la polémica película de Fernando Trueba «La reina de España», recogió su premio entre vítores y aplausos, dijo estar «absorta» e hizo un breve resumen de su historia, dio gracias a sus mentores, a todos los que la animaron a actuar y a cantar, a quienes creyeron en ella, a su familia por “soportarla” y a toda esa gente extraordinaria que pasó por su vida. Por otro lado, criticó la poca importancia que se le da al cine en nuestra sociedad y reivindicó el rol de la mujer y lo poco reconocido que está su papel en comparación con el del hombre dentro del mundo del cine, pidió igualdad y una mayor participación del sexo femenino en el séptimo arte.
El premio a mejor película europea fue para la francesa Elle, largometraje del director de Instinto Básico, que se llevó el Globo de oro la pasada edición y que es la favorita para los Oscar el próximo 23 de febrero, además, su protagonista, Isabelle Huppert, es también candidata a la estatuilla por su fascinante interpretación.
En cuanto a la gala, contó con 3,6 millones de espectadores y la actuación de Dani Rovira fue una vez más bastante criticada por las redes sociales. El humorista aprovechó su papel para hablar de política a lo largo de la noche, nacional e internacional, desde una crítica directa a las medidas de Trump “aquí en España la palabra cine se escribe con “i” latina”; hasta, calzado con unos tacones rojos, una reivindicación a la importancia de la mujer en la sociedad, resaltando la necesidad de más cineastas mujeres, pues de 78 directores españoles solo hay 28 directoras. Este momento de la gala fue uno de los más criticados. Junto a él, la actriz Cuca Escribano causó furor en las redes con este tema al llevar un chal bordado, con el que pedía más papeles femeninos.
Por otro lado, también hubo numerosas menciones y críticas dirigidas a las autoridades políticas presentes, aunque menos que otros años, recriminando la poca importancia que le han dado al cine y pidiendo un mayor reconocimiento futuro. El vicepresidente de la Academia Mariano Barroso, quiso destacar el hecho de que el Estado haya ganado 28 millones de euros este año gracias al cine español y pidió un pacto de Estado por el cine, porque “el cine nació para unirnos, como nos unen nuestras angustias y nuestros sueños”.