La banda terrorista ETA, en un comunicado publicado en el diario Gara y Berria, ha reconocido el «daño causado en el transcurso de su trayectoria armada» y ha pedido perdón a parte de sus víctimas, concretamente a los «ciudadanos y ciudadanas sin responsabilidad alguna en el conflicto». Al resto, les muestra «respeto». La banda ha reconocido que durante esas décadas «se ha padecido mucho» y ha asumido su “responsabilidad directa” en el asunto. Este comunicado se produce semanas antes de que, según todas las informaciones, ETA anuncie su disolución definitiva.
«No debió producirse jamás ni prolongarse en el tiempo. Somos conscientes de que en este largo periodo hemos provocado mucho dolor, incluidos muchos daños que no tienen solución. Queremos mostrar respeto a los muertos, los heridos y las víctimas que han causado las acciones de ETA, en la medida que han resultado damnificados por el conflicto. Lo sentimos de veras». Sin embargo, hace distinciones. «Sabemos que, obligados por las necesidades de todo tipo de lucha armada, nuestra actuación ha perjudicado a ciudadanos y ciudadanas sin responsabilidad alguna. También hemos provocado graves daños que no tienen vuelta atrás. A estas personas y a sus familiares les pedimos perdón», afirma.
La organización terrorista asesinó a 853 personas durante las cinco décadas que duró su actividad armada. ETA ha justificado, en el comunicado, ese comportamiento durante la lucha armada: «Las generaciones posteriores al bombardeo de Gernika heredamos aquella violencia y aquel lamento, y nos corresponde a nosotros y nosotras que las generaciones venideras recojan otro futuro», dicen en el comunicado.
El diario Gara y Berria ha adjuntado una nota explicativa al comunicado de ETA. Esta asegura que «en el transcurso de ese debate, la militancia de ETA ha considerado necesario mostrar empatía respecto al sufrimiento originado», y manifiesta «su compromiso con la superación definitiva de las consecuencias del conflicto y con la no repetición».
La banda ha reconocido la culpa que le corresponde por el «sufrimiento desmedido» que ha sufrido el País Vasco. «ETA reconoce la responsabilidad directa que ha adquirido en ese dolor, y desea manifestar que nada de ello debió producirse jamás o que no debió prolongarse tanto en el tiempo, pues hace ya mucho que el conflicto político e histórico debía contar con una solución democrática justa», afirma.
Respuesta de las víctimas
La Asociación de Víctimas de Terrorismo (AVT) ha dejado claro que esto no es suficiente. Su presidente, Alfonso Sánchez, considera que «ETA quiere hacer propaganda con este tipo de comunicados». Por su parte, la presidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo, María del Mar Blanco, dice que el comunicado no le vale ni a ella «ni a tantas familias» que han sufrido el terror de ETA y considera que estas palabras son «fruto de la derrota de la banda».
María del Mar Blanco ha solicitado a la banda terrorista que esclarezca las decenas de atentados que no han sido resueltos todavía. Además, Blanco les ha pedido «que hagan un llamamiento para que dejen de hacer actos de bienvenida a terroristas» y que dejen de utilizar «actos y palabras que ofenden a las víctimas». La presidenta ha pedido a la banda que reconozca que en esta historia «hubo víctimas y verdugos y no hagan un relato basado en el conflicto».
Al mismo tiempo que la presidenta de la AVT declaraba sobre el asunto, su organización difundía un comunicado en el que acusaba a ETA de «justificar el uso de la violencia para la imposición de su proyecto totalitario y manipular la historia». Además, la asociación ha reclamado a la banda terrorista la entrega de la totalidad de las armas, del material y el desmantelamiento de su estructura.
El perdón de los Obispos
Coincidiendo con el comunicado de la organización criminal, los Obispos de Pamplona-Tudela, Bilbao, Vitoria y San Sebastián y Bayona han pedido perdón por las «complicidades, ambigüedades, omisiones…» que ha cometido la Iglesia en los años de existencia de ETA. En este sentido, recuerdan que «la verdadera reconciliación solo es posible si existe un auténtico arrepentimiento y una sincera petición de perdón; además de una disposición real a reparar el mal causado en la medida de lo posible». E insisten en que «la Iglesia quiere contribuir a esta tarea -de reconciliación- consciente de que la reconstrucción moral está en íntima conexión con los valores evangélicos».