«Estamos volviendo a una Rusia grande», aseguró una mujer mientras ondeaba una bandera nacional en la celebración de la victoria en las urnas del partido Rusia Unida. El pasado domingo 18 de marzo, se llevó a cabo la reelección del presidente, Vladímir Putin, quien con el 76,7% de los votos refuerza su posición frente a los países occidentales. Según la Comisión Electoral, la participación ha sido superior a la de los comicios de 2012, con el 67,4%.
«La sociedad está unida, no por algún tipo de ataque, sino para apoyar el desarrollo del país», sentenció Dmitri Peskov, portavoz del Gobierno ruso.
La celebración de estas elecciones tiene un simbolismo importante para el país, ya que se conmemora el aniversario de la anexión de Crimea. Vladímir Putin, con 65 años, lleva al mando de la nación desde 1999. Tras esta reelección, el cargo de Putin como presidente ruso llegará a su fin, como tarde, en 2024. Se convertiría, en el mandatario con más tiempo en el Kremlin. Los datos en estas elecciones para Rusia Unida han sido de 56,2 millones de apoyos, con el 76,7% de los votos. Las dos bazas más fuertes de Putin han sido las promesas de estabilidad y los aires de nacionalismo que le han acompañado durante los últimos meses.
El resto de fuerzas políticas han obtenido los siguientes resultados: el candidato del Partido Comunista, Pável Grudinin, obtuvo el 11,8% de los votos; el ultranacionalista Vladímir Zhirinovski, 5,7%; y la liberal Xenia Sobchak, 1,6%. El líder de la oposición, Alexéi Navalni, quien se encuentra inhabilitado hasta 2024 y que pidió boicotear los comicios, denuncia irregularidades en la participación, fraudes en las urnas y el transporte masivo para que los electores acudieran a los colegios, muchos de ellos presionados por sus jefes de trabajo. Navalni se niega a rebajar la tensión y el enfrentamiento, y llama a «manifestarse».
Relaciones con el resto de países
El clima de tensión entre las principales potencias occidentales y Rusia ha aumentado tras la acusación por haber envenenado al exespía ruso, Sergei Skripal,algo que el propio Vladímir Putin ha negado y ha instado a Reino Unido a mostrar pruebas. El ministro de Relaciones Exteriores alemán, Heiko Maas, afirmó que «Rusia seguirá siendo un socio difícil», pero añadió: «necesitamos a este país para encontrar soluciones a los grandes problemas internacionales».
Rusia se ve sumergida en una ola de situaciones delicadas. Por un lado, se encuentra metida de lleno en el conflicto sirio, con su apoyo al presidente Bashar al-Assad. Tras la entrada de tropas rusas en el país en 2015, más de 2.000 yihadistas han muerto en esta operación. Otros dos temas agravan la inestabilidad mundial en torno a Rusia: una es la injerencia en las elecciones de Estados Unidos que ganó Trump y que según el exjefe de la CIA John Brennan Rusia interfirió «descaradamente» en el proceso electoral; el último de los grandes problemas de Rusia es Ucrania, que sufre movimientos independentistas prorrusos en algunas zonas de territorio ucraniano.
«Rusia y Venezuela se han convertido en países hermanos, con el objetivo de promover la paz y la justicia en las relaciones internacionales», declaró Nicolás Maduro.
No obstante, Vladimir Putin no tiene a todos los países en contra. El presidente ruso ha recibido la felicitación, tras su victoria en los comicios, de China, por parte del líder Xi Jinping, quien ha destacado la relación entre ambas potencias y afirma que «está en su mejor momento histórico, lo que constituye un ejemplo para la edificación de un nuevo tipo de relaciones internacionales fundadas en el respeto, la equidad y la justicia». Además, el presidente chino también ha sido reelegido este fin de semana por unanimidad como jefe de Estado. El máximo mandatario venezolano, Nicolás Maduro, celebró la «elevada conciencia política y profundo compromiso con la democracia» que demostraron los rusos durante las elecciones. Otra de las figuras políticas que han dado la enhorabuena a Vladímir Putin por el resultado del pasado domingo ha sido el presidente de Bolivia, Evo Morales.