India se encuentra en pleno proceso electoral. El pasado viernes 19 de abril arrancaron en el país asiático las elecciones más grandes y extensas del mundo, en las que votan casi mil millones de personas y se alargan 44 días, hasta el sábado 1 de junio. Los comicios indios, considerados los más importantes en décadas, marcarán el futuro de India y serán significativos para vislumbrar el panorama internacional durante los próximos años.
Los contendientes
Narendra Modi, el actual mandatario indio, de 73 años, se postula a la reelección y parte como favorito. Los últimos sondeos, realizados durante los meses de marzo y abril, otorgan al líder conservador del Partido Bharatiya Janata (BJP) entre 380 y 410 escaños, de los 543 elegibles de la Cámara Baja del Parlamento, llamada Lok Sabha, que ascienden a 545 en total, y cuyos dos últimos escaños, son asignados por el presidente. Según las mismas encuestas, el Congreso Nacional Indio, el principal partido opositor, se haría con poco más de 100 escaños.
Los indios deciden en las urnas si conceden su tercer mandato consecutivo al actual primer ministro. Modi fue elegido por primera vez en 2014, gracias a sus promesas de políticas de desarrollo y lucha contra la corrupción. Además, se le atribuye la implementación de reformas sociales y de bienestar. Bajo su mandato, India se ha convertido en la economía con mayor crecimiento del mundo y ha superado a China como país más poblado del mundo, con 1.400 millones de habitantes. Ambas situaciones la convierten en una aspirante a superpotencia.
Su principal rival es el Congreso Nacional Indio. El partido progresista gobernó durante gran parte de los 77 años que han transcurrido desde la independencia india. Para evitar otra victoria de Narendra Modi, se ha aliado con otros líderes opositores, incluidos entre ellos los principales partidos regionales. Esta alianza recibe el nombre de Alianza Nacional para el Desarrollo Inclusivo de India, cuya cara visible es el político Rahul Gandhi.
Entre los aspectos más criticados del Gobierno de Narendra Modi se encuentra su polarización religiosa. Recientemente, el propio Partido del Congreso ha acusado al gobernante de pronunciar unas declaraciones de odio hacia la comunidad musulmana. Los más críticos aseguran que si sus políticas religiosas se prolongan durante otro mandato de cinco años terminarán de transformar por completo a India de una república laica a una nación hindú.
«Cinco años más de Modi en el poder transformarán a India en una nación hindú», claman los críticos del actual primer ministro indio.
Las elecciones más grandes y extensas del mundo
El ciclo electoral de India se extiende durante seis semanas, 44 días para ser exactos, y la segunda votación más larga en la historia del país. Se divide en siete fases. Además, el proceso abarca un total de 102 distritos electorales, en los que pueden votar 968 millones de personas. Los resultados serán públicos el martes 4 de junio.
Se prevé la presencia masiva de policía, seguridad federal y policías locales (unos 300.000 agentes) para garantizar el derecho al voto de forma segura, sin posibilidad alguna de represalia o manipulación. Los agentes cuentan con la tarea de vigilar el transporte de las máquinas de votación y asegurarse de que estas permanezcan intactas hasta el día del escrutinio. La historia electoral de India está marcada por incidentes violentos y adulteración de votos. Incluso, la Comisión Electoral de India puso en marcha un plan de 24 horas de vigilancia para prevenir los posibles choques entre elefantes y personas en áreas donde se caldea el conflicto.
Además, los comicios indios están considerados como los más caros del mundo, y superan a las elecciones presidenciales de Estados Unidos. En las elecciones indias de 2019, que ganó Narendra Modi con 229 millones de votos, los partidos, candidatos y organismos reguladores se gastaron, según el Centro de Estudios de Medios de Comunicación, un total de 8.600 millones de dólares americanos. Según las últimas estimaciones, este año previsiblemente se superará esta cifra.