Steven Spielberg, Brad Pitt, Marlon Brando… es imposible contar el número de celebridades que han emergido del mundo del cine, y aún más difícil es medir el impacto que este ha tenido en la sociedad desde su creación. Goza de decenas de géneros, cada uno con una identidad propia, y se ha establecido como uno de los grandes artes modernos. Cada segundo fin de semana de febrero, además, se celebra el Día Mundial del Cine, y este 2025, su 130º aniversario.
La evolución del séptimo arte
Cuando, en 1895, los hermanos Lumière realizaron la primera proyección al público, nadie imaginaba que lo que pasó ese día quedaría grabado en la historia como el comienzo de algo mucho más grande. El cine constituyó una revolución desde su inicio, y su atractivo estaba en que, lo que antes se leía en voz alta, ahora podía mostrarse en una pantalla. Este fenómeno se ha ido adaptando a innovaciones tecnológicas que podrían haber puesto su existencia en entredicho.
Tras su impacto inicial, se convirtió en un elemento de ocio más, y uno podía acudir al cine varias veces por semana. Con la llegada de la televisión, llegaron también los formatos domésticos como el vídeo, que hicieron, poco a poco, aumentar la oferta de películas. Ahora, tras pasar por el vídeo, el VHS, el CD y la aparición de las series como competencia, se ha llegado a la época digital, donde predominan las plataformas. José María Aresté, cofundador de la productora Narnia Films y director del magacín digital Decine21, ha afirmado a Mirada 21 que «la llegada de las plataformas de streaming ha dado un giro copernicano a la forma en la que se ven las películas actualmente».
«Creo que como se contempla una película, en una sala a oscuras y sin distracción, no se puede comparar con la manera en la que se ven ahora actualmente», afirma Aresté.
También, José María Aresté establece que «el modo en el que se ven las películas ahora está contaminado por muchas distracciones, como tener la capacidad de pausar el visionado o de consultar el teléfono móvil mientras la ves». «Creo que como se contempla una película, en una sala a oscuras y sin distracción, no se puede comparar con la manera en la que se ven ahora actualmente», añade Aresté. Con el streaming llega la posibilidad de ver una película a la vez que se hacen otras cosas. Esto favorece más al formato que siguen las series, de corta duración y ritmo más frenético.
Ha sobrevivido… pero lesionado
Ya en 2020 se preveía una caída en la asistencia al cine, en favor de las plataformas emergentes del momento, pero nadie habría podido saber que, unos meses más tarde, el mundo se estancaría en la mayor crisis del siglo: la pandemia de la covid-19. La industria cinematográfica fue una de las más afectadas, pues, además de frenarse los rodajes, también se cancelaron numerosos estrenos en cines de películas que costaban millones. Se calcula que, en España, la caída en la audiencia en 2022 fue de un 40% con respecto a la cifra media que se contabilizaba en el periodo 2015-2019.
Esto fue una absoluta derrota para las salas de cine, y muchas de ellas se vieron obligadas a cerrar ante la poca demanda. José María Aresté resume la situación: «Me da mucha pena, porque es paradójico que en la época donde más fácil tienes el ver una película, menos se ve». Ahora se examinan las posibles causas de esa debacle, y, aunque la pandemia favoreció quedarse en casa y acomodarse en el sofá, los espectadores han notado un descenso de calidad en estos últimos años. «La pregunta que se tienen que hacer ahora es: ¿Por qué alguien, en vez de ver una película en su casa, estaría dispuesto a pagar una entrada y verla en una sala?», se cuestiona Aresté.
«La pregunta que se tienen que hacer ahora es: ¿Por qué alguien, en vez de ver una película en su casa, estaría dispuesto a pagar una entrada y verla en una sala?», expresa José María Aresté.
Algunas compañías, como Disney, han creído encontrar la respuesta en la repetición de fórmulas que ya han funcionado, y en la elaboración de remakes de películas animadas anteriores. También, se han apoyado en franquicias, como Marvel Studios, que han creado a lo largo de los años un «público fiel», y consideran que, mientras se pueda alargar, seguirán teniendo éxito. Actualmente, esa solución les ha servido para sobrevivir, pero solo el tiempo dirá si es necesario una reforma general en toda la industria.
La influencia de las redes
Parte del problema de calidad de las películas es la influencia de la crítica. En una época donde las redes sociales están más presentes que nunca, han aparecido varios fenómenos que han condicionado el éxito de varias producciones. Un ejemplo es el review bombing, una práctica donde un grupo de personas deja reseñas negativas con el objetivo de dañar las ventas de un estreno.
También, se han popularizado las plataformas de reseñas y crítica cinematográfica, donde cualquier usuario puede expresar su opinión. Entre esto y las redes sociales, el público ha comenzado a guiarse por las opiniones de personajes públicos o influencers, en vez de tener en cuenta a la crítica especializada. Este hecho ha generado problemas a la taquilla de algunas películas, pues el eco de las redes ha provocado que la gente no le dé una oportunidad, al asumir las opiniones de esos personajes influyentes. Aresté destaca que la gente también puede dejarse llevar por las calificaciones numéricas, en vez de consultar el motivo de esas calificaciones y los aspectos técnicos que fundamentan esa nota.
Las redes sociales han favorecido en numerosas ocasiones al cine, el ejemplo más reciente es el fenómeno conocido como Barbenheimer. Fue una práctica que se llevó a cabo en redes que animaba al público general a ver tanto la película Oppenheimer (Christopher Nolan, 2023) como la de Barbie (Greta Gerwig, 2023). La propuesta pasó de ser un chiste en redes sociales a convertirse en una tendencia mundial, que aprovechó Warner durante la elaboración del marketing de la película. El resultado fue asombroso: Oppenheimer recaudó 975 millones de dólares, mientras que Barbie superó la barrera de los 1.445 millones de dólares.