Turquía presiona a la UE y deja vía libre a miles de refugiados

- Desmarcar - 19 de marzo de 2020

Turquía abrió paso hacia Grecia a los refugiados sirios el pasado 2 de marzo. Los grupos de refugiados que Turquía acoge desde el año 2016 se han visto en una situación de incertidumbre. La Policía turca les insta a salir del país y asegura que Grecia tiene las fronteras abiertas, incluso prepara autobuses que los transporten hasta allí. Sin embargo, la realidad con la que se encuentran los refugiados es muy distinta, Grecia los rechaza. Las autoridades turcas presionan a los refugiados para que vayan a un destino que ellos mismos conocen incierto. Se trata de una promesa que, a sabiendas, jamás se cumplirá.

El conflicto sirio comenzó en el año 2011 como una protesta civil. Ahora, con las grandes potencias mundiales de por medio, el país vive una guerra que actúa como tablero geopolítico. Al igual que todas las contiendas de estas magnitudes, las muertes, el miedo y la imposibilidad de llevar una vida con normalidad tienen como resultado la situación de los refugiados, que se ha ido agravando conforme la guerra avanzaba.

La intención principal de la mayoría de los refugiados era llegar a Europa, pero la Unión Europea firmó en 2016 un pacto con Turquía para evitarlo: el territorio turco retendría a los refugiados y les impediría llegar a países europeos a cambio de 6.000 millones de euros. Y así lo ha hecho. Hasta ahora.

En una ofensiva siria, murieron 34 soldados turcos. Ese fue el detonante que hizo a Recep Tayyip Erdogan, presidente de Turquía, tomar la decisión de abrir fronteras, como medida de presión para que la Unión Europea revise el pacto de 2016 y apoye la intervención turca en el conflicto sirio. Así, alrededor de 15.000 refugiados emigraron y dieron lugar a una oleada migratoria calificada como “crisis humanitaria”.

El problema llega cuando la presión se ve reflejada en el sufrimiento de personas que escapaban precisamente de esto. La técnica de convicción era prometer puertas abiertas en Grecia, con un billete de ida que facilitara el acceso. Los refugiados accedían, tentados por una vida mejor, pero la realidad al llegar ahí era totalmente diferente. Grecia no solo estaba cerrada, sino que, además, espantaba a los refugiados sirios con lanzamiento de gas lacrimógeno y otros ataques. Se establecieron dos barreras que presionaban a los refugiados que quedaron en una situación intermedia.

La Unión Europea accede a revisar el tratado
Josep Borrell, alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, se reunió con Mevlut Cavusoglu, su homólogo turco, para tratar de poner en común lo que se buscaba de ese acuerdo migratorio firmado en 2016.

Erdogan, viajó a Bruselas el 9 de marzo para reunirse con el Presidente del Consejo Europeo, Charles Michel y con la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, quienes, tras dos horas de encuentro, halagaron el esfuerzo que Turquía ha hecho durante estos años, pero insistieron en reforzar las fronteras europeas. Von der Leyen, afirmó que Grecia es “el escudo de Europa”, pero no justificó la violencia. De hecho, aseguró que están buscando “proteger las fronteras europeas y los derechos fundamentales de manera simultánea”.

Erdogan mantiene la presión sobre la Unión Europea y pide ayuda y apoyo de los aliados ante el conflicto sirio. “Esperamos el apoyo concreto de todos nuestros aliados por esta lucha que Turquía ha llevado a cabo por su cuenta y con gran sacrificio”, aseguró Erdogan.

A falta de Grecia, Pazarkule
En la oleada de movimientos de refugiados, aproximadamente 15.000, muchos de ellos se vieron repelidos por las autoridades griegas y se instalaron en el campo de refugiados de Pazarkule, región intermedia en la frontera turcogriega. Allí, continúan a día de hoy, más de medio mes después de que todo comenzara.

Son personas que han decidido no moverse porque ya lo han perdido todo. Ante al anuncio de Turquía del acceso a Grecia, arriesgaron y ahora están en Pazarkule. Sin embargo, también existe el caso de otros muchos que deciden marchar. El Gobierno otorga, a aquellos que lo deseen, un billete de vuelta a Estambul, a cambio de 15 euros.

 

Los comentarios están cerrados.