Una avalancha de nieve ha sepultado el Hotel Rigopiano, situado cerca de Farindola (en la zona de Abruzzos, Italia). El alud se produjo a causa de las réplicas de hasta grado 4 (en la escala de Richter) que se sucedieron después de la serie de temblores de nivel 5 que sacudieron esta provincia.
“Hay muchos muertos”, ha explicado uno de los jefes de los servicios de emergencia, Antonio Crocetta. El equipo de rescate, compuesto por 20 agentes alpinos y siete bomberos, ha tardado varias horas en llegar al hotel, ya que la carretera de acceso está enterrada por más de un metro de nieve. Además, las condiciones meteorológicas dificultan las labores de salvamento.
El equipo de salvamento ha sacado del edificio dos cadáveres. Desde su cuenta de Twitter, el Cuerpo de Bomberos de Italia asegura que “por el momento no hay señal de los desaparecidos”. Tras la avalancha, el hotel ha quedado enterrado bajo árboles, nieve y escombros. De hecho, la velocidad y la fuerza del alud hicieron que el edificio se desplazara.
#HotelRicopiano #USAR #cinofili #vigilidefuoco arrivati anche via terra al momento nessun segnale da dispersi!
— Vigili del Fuoco (@emergenzavvf) 19 de enero de 2017
El Cuerpo de Bomberos fue alertado por dos supervivientes: Giampiero Parete y Fabio Salzetta. Ambos, de origen italiano, se encontraban fuera del edificio cuando la avalancha se acercaba al hotel. Por ello, pudieron refugiarse en un coche y, desde él, mandaron un SMS a los servicios de emergencia en el que avisaban de lo ocurrido y de que se estaban “muriendo de frío”.
El primer grupo de rescate llegó con esquís al hotel sobre las cuatro de la madrugada. Las autoridades calculan que, en el día del accidente, se encontraban 20 clientes registrados, más el personal del hotel. En total, 35 personas, aproximadamente. De los desaparecidos, dos son niños de seis y ocho años, hijos de Parete.
Italia, país de terremotos
Los temblores que causaron la alud fueron de diferentes magnitudes. Según el Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología (INGV), el primero se produjo a las 10:25 horas y alcanzó un 5,3. Una hora después, se sucedieron otras dos de 5,4 y 5,3 grados. A las 14:30 horas, tuvo lugar el tercer terremoto, de 5,1. A estos, les siguieron una decena de réplicas, algunas de ellas superaron el nivel cuatro.
No es la primera vez que esta zona de la península itálica es sacudida. En agosto de 2016, el pueblo Amatrice sufrió un terremoto de 6,4 grados de magnitud. A causa de este temblor, murieron 296 personas. Asimismo, en 2009, la ciudad L’Aquila, capital de la zona de Abruzzos, fue agitada por un seísmo de 6,9. Las víctimas mortales fueron 308 y hubo más de 1.500 heridos.
La frecuencia de los terremotos en esta zona de Italia se debe a su localización. Los Apeninos centrales son uno de los lugares con mayor actividad sísmica, ya que en esta región chocan las placas tectónicas euroasiática y africana. Además, la cuenca del Tirreno, situada al oeste del país entre Córcega y la península, se está abriendo paulatinamente. Según datos de GPS del Comet (Centro para la Observación y Modelaje de Terremotos y Tectónica, por sus siglas en inglés) de la Universidad de Oxford, los terremotos son el resultado de este desplazamiento que está teniendo lugar en la península itálica.