«Es un personaje extraño», así comenzó la conferencia el maestro de la UFV Javier Gómez Díez, de forma ocurrente, para definir a Francisco de Vitoria. La Asociación de Padres de la Universidad Francisco de Vitoria (UFV) organizó un acto, el miércoles 7 de marzo, para hablar del personaje cuyo nombre lleva la universidad.
«Francisco de Vitoria fue un maestro porque se preocupaba por la enseñanza», afirmó Javier Gómez.
Para comenzar, explicó los inicios de Francisco de Vitoria, del cual se sabe que nació en 1483 en Burgos y falleció en Salamanca en 1546. Francisco de Vitoria fue un fraile de la orden de los dominicos, catedrático en Teología y escritor que destacó por sus contribuciones en derecho internacional y en economía moral basadas en el pensamiento humanista, unos valores que ahora sigue la universidad. Un dato curioso de este fraile dominico es que carece de escritos que se hayan conservado.
El docente encargado de impartir la charla repasó las etapas más importantes de la vida de este teólogo y maestro. En el año de su nacimiento (1483), los Reyes Católicos conquistaron Lucena e incorporaron las Islas Canarias a la Corona española. Desde que ingresó, en 1504, en la orden de los predicadores, los problemas morales de la condición humana fue su tema capital y del que gira toda su obra. En 1506, se produce la reforma de la orden dominica impulsada por el protagonista.
«La disciplina religiosa y la educación van siempre de la mano», declaró Francisco de Vitoria.
Un paso destacable en la carrera de Francisco de Vitoria fue cuando se trasladó a la Universidad de París, una de las más prestigiosas, en 1508, para estudiar Artes y Teología, donde descubrió la escuela nominalista, que le aportó una concepción de la Biblia para partir de la realidad y un fortísimo criticismo. Regresó a España en 1523 para impartir clase de Teología en el colegio de San Gregorio en Valladolid. Unos años más tarde, obtuvo la cátedra por parte de la Universidad de Salamanca e introdujo el Summa Theologiae de Tomás de Aquino como libro básico de la teología, donde el tomismo se extendió en otras universidades del continente por el gran reconocimiento y prestigio de la universidad salmantina.
Los pasos que seguía para enseñar eran tres: un método, un texto y una obligación. Según los documentos que se conservan, Francisco de Vitoria era un excelente latinista vinculado al humanismo, quería reformar la escolástica desde la Biblia. Era defensor del dialecto y descubrió grandes rasgos de la persona gracias a su preocupación. Muchos temas le inquietaban: la paz, la reforma protestante, el estado moderno o la igualdad de todos los hombres. Francisco de Vitoria refleja a la perfección los valores del universitario.