Día del Libro 2021, los amigos silenciosos

- Desmarcar - 22 de abril de 2021
Las librerías han sido uno de los sectores más golpeados durante el confinamiento de 2020. FOTO: Twitter @Todostuslibros_.
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Redactado por Paula Burgos, Cristina Camacho, Andrés Pelayo, Nuria Usero y Yago Vázquez

La crisis provocada por el coronavirus no ha sido solo sanitaria. En el tándem “economía o salud”, la primera ha quedado resquebrajada, y aunque no sea comparable con el nivel de vidas perdidas durante este tiempo, la realidad es que también ha sufrido un golpe del que le costará recuperarse. Han sido numerosos los comercios y locales que, una vez echada la persiana, no la han vuelto a levantar, ante la nula rentabilidad que supondría. Se estima que son más de 206.000, según apunta El País. También, según las mismas fuentes, más de 300.000 autónomos han pausado o detenido su actividad durante este periodo pandémico. 

Uno de los sectores más golpeados durante los meses de marzo, abril y mayo de 2020 fue el de las librerías, el de los pequeños locales de ventas de libros que ya sufrían a Amazon y otras grandes superficies, y que ahora deben lidiar con aforos y horarios reducidos por las restricciones sanitarias. 

Cuando acabó el confinamiento total y pudieron volver a abrir sus puertas, las pérdidas, según apuntaba la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (Cegal), se estimaron en 200 millones de euros. Además, la ausencia de celebraciones como Sant Jordi y la Feria del Libro de Madrid —fechas importantes y rentables para el sector— fueron otro golpe que no pudieron evitar. 

“Ha sido una catástrofe para los libreros, charcuteros, panaderos… para todo el mundo. Pero hay que seguir”, destaca la dueña de Amapolas en octubre, Laura Riñón. Sin embargo, también recalca que los lectores están “apoyando a las librerías independientes” para que no desaparezcan.

“Los que no leían nada siguen sin leer, los que leíamos mucho seguimos leyendo mucho, y los que no leían porque no tenían tiempo, han encontrado el tiempo”, afirma Laura Riñón. 

Este sector ha podido resistir el envite que la pandemia ofrecía y, a pesar de los malos resultados, han logrado mantenerse a flote, con unos resultados mejores de lo esperado. La facturación cayó un 22,5% en los tres primeros trimestres del año 2020, y en comparación con los datos del año anterior, en 2018 y 2019, las librerías facturaron 285 y 299 millones de euros, respectivamente. En 2020, año de inicio de la pandemia, los libreros presentaron cifras de 232 millones.  

Laura Pino Aranda, de 19 años, admite que prefiere comprar en librerías de barrio que en grandes superficies: “Son más cercanos, te aconsejan sobre libros, conozco a los que trabajan allí. Además, creo que comprar por Internet es muy frío, mientras que un libro es mucho más que eso”, asegura. 

El caso de Tamara Lack, de 22 años, es similar, aunque confiesa que en realidad consume más de Internet “porque es más barato”. “Al leer, uno se involucra más que en una película, se crea una propia historia”, afirma, al tiempo que asegura que durante el confinamiento aumentó su ritmo de lectura. 

Laura Pino Aranda consiguió leer ocho libros seguidos en un mes, sin parar, durante el confinamiento. “Me gusta porque me puedo entretener y aprendo mucho, pero también porque realmente me interesa mucho la literatura, que es lo que más leo”, concluye.

El desplome de las librerías podría haber sido mucho peor. Desde Cegal, señalan que el sector se recupera poco a poco. Con respecto a la cifra de librerías cerradas, la confederación afirma que, en realidad, son menos de las que podría parecer. A estos resultados ha contribuido el incremento del número de españoles que, durante la pandemia, descubrieron el placer de la lectura y aumentaron el tiempo que dedicaban a ella a diario, pasando a más de ocho horas semanales en un 54% de los casos, según apunta el informe de Hábitos de lectura y compra de libros en España 2020

Laura Riñón también cree que los lectores están leyendo más, y que ha notado un cambio para bien: “Los que no leían nada siguen sin leer, los que leíamos mucho seguimos leyendo mucho, y los que no leían porque no tenían tiempo, han encontrado el tiempo”. 

Laura Riñón cree que los lectores están leyendo más y ha notado un cambio para bien. FOTO: Twitter @zendalibros.

La crisis sanitaria ha afectado a las librerías grandes y pequeñas, pero Riñón ha apuntado que no son casos comparables, pues las librerías más grandes tienen más gastos y una estructura mayor que soportar. María Silveiro, dueña de Ocho y Medio Libros de Cine S.L., librería madrileña especializada en cine, asegura que va menos gente a la librería. También -en su caso concreto- dependen de los cines, no totalmente, pero sí en parte, y al haber menos gente en los cines de la calle, notan la falta de gente. “Las librerías pequeñas tenemos un músculo económico mucho más débil”, apunta Silveiro.

“A una librería grande, la gente va de paso, mientras que a una librería pequeña las tienen más de referencia como librería de confianza. Nosotros sí hemos notado que la gente que venía antes ha seguido viniendo y ha venido todavía con más ganas de darnos ese empujón”, asegura Nacho del Arco, de la librería Tipos Infames.

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