“Un microrrelato es como un diamante”, ha comparado Fernando Ariza, doctor en filología hispánica y profesor de literatura de la universidad CEU San Pablo. En el taller, celebrado en la Universidad Francisco de Vitoria (UFV), el 24 de febrero, se distinguieron dos partes en el proceso de creación de los microrrelatos: la minería, como la búsqueda y encuentro de la inspiración; y el tallado, como la refinación del texto.
La principal característica, según Ariza, de los microrrelatos es la brevedad. “Tener muy poco espacio para contar mucho”, ha afirmado el escritor. Todo microrrelato es un “pequeño diamante”, a diferencia de las novelas, que son más bien “un edificio”. Para Fernando Ariza, el novelista “tiene solo una idea muy desarrollada”, en un libro de microrrelatos “el autor tiene 50 mínimo”. “Hay que trabajar el asombro, no paramos de aprender, o al menos no deberíamos”, afirmó Ariza sobre la inspiración.
El tallado del diamante
Los microrrelatos se consideran textos breves y narrativos, aunque cada experto “tiene su definición”. “Los microrrelatos están hechos para ser escritos”, explica Ariza. Para Ana María Shua, autora del libro de microrrelatos Todos los universos posibles, el microrrelato “se debe poder leer en una página”.
Para elaborar microrrelatos “es imprescindible la economía narrativa”, observa Fernando Ariza. El escritor propuso un ejercicio a los alumnos que asistieron al microtaller. Se eligieron dos microrrelatos, al principio los estudiantes tuvieron que rebajar el texto a la mitad; después a 30 palabras; y, por último a 10. Todo ello sin cambiar la idea imprescindible del texto.
“En el microrrelato es muy importante el intertexto, porque la elipsis es brutal”, explicó el escritor. Fernando Ariza hizo referencia a la expresión de Stephen King «Kill your darlings» (Mata a tus queridas), en referencia a las páginas que no aportan nada al texto. El profesor profundizó en la importancia de crear suspense. “Sin suspense no hay narración, sin conflicto no hay suspense”, matizó Ariza.