Redactado por Nuria Usero y Yago Vázquez
La crisis diplomática con Marruecos que derivó en una crisis migratoria en Ceuta, originada por la entrada, entre el lunes y el martes, de casi 8.000 migrantes es algo inédito hasta la fecha. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, canceló el martes su agenda internacional prevista para esta semana y se desplazó a las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. Según el Ministerio del Interior, cerca de la mitad de las 8.000 personas que han traspasado la frontera desde el lunes han sido ya devueltas a Marruecos, aunque no ha dado detalles del procedimiento llevado a cabo.
“No vamos a aceptar chantajes, la integridad de España no es negociable ni está en juego y vamos a usar todos los medios necesarios para garantizar la integridad territorial y vigilar las fronteras”, advirtió la ministra de Defensa, Margarita Robles, en una entrevista en RNE. La frontera ceutí amaneció tranquila este jueves, pero la noche anterior hubo enfrentamientos en Fnideq, antigua Castillejos, cuando cientos de migrantes lanzaron piedras contra la Policía y construyeron barricadas con objetos ardiendo.
Con relación a la situación de los inmigrantes que están llegando, el Ministerio del Interior se ha enfocado en deportar a la mayor cantidad de personas, y de la manera más rápida. Esta labor se está viendo facilitada porque, a pesar de que Marruecos ha permitido la salida de los ciudadanos que quisieran cruzar, también está admitiéndoles de regreso. Según informa el Ministerio del Interior, entre el lunes y el martes se devolvieron a 4.000 personas, aproximadamente.
“No vamos a aceptar chantajes, la integridad de España no es negociable ni está en juego», asegura la ministra de Defensa, Margarita Robles.
Interior se ha negado a dar más detalles del proceso que está llevando a cabo para deportar a miles de personas en tan poco tiempo y sin avisar a abogados. El ministerio ha asegurado que son “rechazos en frontera”, aunque deberían hacerse en el propio límite de territorios y no cuando se encuentran en zona española.
La mayoría de personas que han llegado son hombres jóvenes, pero también hay familias y, al menos, 1.500 menores, según informa el Gobierno de Ceuta. Es en la situación de estos últimos en la que más se está centrando el Gobierno central. El miércoles propuso a las comunidades autónomas acoger a 200 niños y adolescentes. Los menores ya están tutelados en el centro de menores de Ceuta, pero al irse a otra comunidad dejarían plaza libre para los que han llegado desde el lunes. Andalucía, Murcia y Madrid se mostraron reticentes a aceptar la propuesta, pero País Vasco, Canarias, Comunidad Valenciana y Asturias sí están dispuestos.
Pedro Sánchez también se ha puesto en contacto con el Rey, Felipe VI, y con el líder de la oposición, Pablo Casado, para buscar soluciones a la crisis migratoria. La embajadora marroquí en España, Karima Benyaich, ha sido la única del Gobierno de Marruecos que ha dado algún tipo de declaración. El pasado martes, antes de ser llamada a Rabat para consultas, afirmó que “hay actos que tienen consecuencias y se tienen que asumir”.
Ceuta y Melilla deben saber que cuentan con el apoyo, comprensión y empatía de este Ejecutivo. El Gobierno de España está del lado de la integridad territorial del país, trabajando para garantizar la seguridad y tranquilidad de quienes viven allí. ¿De qué lado está la oposición? pic.twitter.com/3VvFVilpMp
— Pedro Sánchez (@sanchezcastejon) May 19, 2021
Con respecto a la posición de la Unión Europea, la Comisión ha advertido a Marruecos en relación con la crisis de Ceuta. La comisaria europea de Interior, Ylva Johansson, ha avisado a Rabat de que “las fronteras españolas son las fronteras europeas” y ha mostrado su preocupación por la llegada de tantos inmigrantes irregulares. Además, Johansson ha pedido a Marruecos que cumpla con el control de las salidas que están teniendo lugar, pues ha explicado que los que “no tienen derecho a quedarse” deben ser devueltos a su país de forma “ordenada y efectiva”.
La relación bilateral entre España y Marruecos ha pasado por varios puntos clave. Uno de ellos, es el Sáhara Occidental, pues la política marroquí está condicionada por este conflicto. Además, para Marruecos, las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla son “presidios ocupados”. A pesar de que las relaciones entre los antiguos reyes, Hasán II y Juan Carlos I, eran excelentes, en 2001 y 2002 la tensión con el Gobierno de José María Aznar fue aumentando, y provocó la crisis de Perejil. En ella, la Marina marroquí ocupó este islote, pero fue desalojada por tropas españolas.