El exjefe de la Policía Militar serbo-croata Slobodan Praljak, de 72 años, se ha suicidado en el Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia (TPIY) durante el fallo de la sentencia que estaba dictaminando el juez. Antes de suicidarse, Praljak ha interrumpido el veredicto para reivindicar su inocencia y negar la autoridad del Tribunal de La Haya. Acto seguido, ha ingerido una sustancia desconocida que, según su abogada, era “veneno”. Aunque en un primer momento los servicios sanitarios habían declarado que se encontraba estable, el portavoz del tribunal ha confirmado su muerte.
En el momento de la ingesta, el juez ha detenido el proceso y lo ha relegado a un segundo plano hasta que la investigación finalice y así no afectar al juicio.
Junto a Praljak, otros cinco croatas bosnios estaban siendo juzgados por crímenes de guerra cometidos durante el conflicto bosnio ocurrido entre 1992 y 1995, en medio de la separación yugoslava. Tras 24 años de juicio y una condena en 2013, que falló a favor de la Fiscalía internacional, el juez encargado de la investigación estaba sentenciando a los acusados a 25 años de cárcel por crímenes de guerra y de lesa humanidad.
Después de la confirmación de su muerte, a petición del TPIY, las autoridades holandesas han iniciado la investigación alrededor del suicidio de Praljak y han considerado la sala de La Haya “escena del crimen”. Frente a este hecho, el primer ministro croata, Andrej Plenkovic, ha indicado que el acto del exjefe militar se debe a la “injusticia” por la condena.
“Su acto habla de la profunda injusticia moral contra seis croatas de Bosnia y contra el pueblo croata”, ha declarado Plenkovic durante una rueda de prensa convocada tras el suicidio.