
Servicio de prensa del presidente de la Federación de Rusia. Foto: Gabinete de Prensa del Gobierno de Rusia.
El acuerdo de paz firmado por Rusia, Armenia y Azerbaiyán, el 10 de noviembre, supuso el fin de la lucha armada tras mes y medio de violencia. Rusia anunció el pasado 20 de noviembre la conclusión del despliegue de 1.960 soldados en la región de Nagorno Karabaj, que permanecerán en el territorio durante los 5 próximos años. Las tropas prolongarán su estancia otro lustro de forma automática si ninguna de las partes se opone. Sonia Sánchez, profesora de geopolítica de la Universidad Francisco de Vitoria, ha destacado la aparición de un nuevo fenómeno que podría marcar, no solo la implicación de Rusia y Turquía en este conflicto, sino la participación de ambas en otros escenarios bélicos regionales. Se trata del empleo de mercenarios contratados por compañías de seguridad privadas.
“Estamos en una nueva fase”, declaró Sonia Sánchez, en referencia al despliegue de tropas por parte de Rusia, que concluyó el 20 de noviembre. En total, son 1.960 efectivos militares desplegados para garantizar el acuerdo de paz, según el Kremlin. Esta acción fue presentada por Rusia en el grupo de Minsk, parte de la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa) y formada por Estados Unidos, Francia y la propia Rusia. Este grupo se encarga de la resolución del conflicto de Nagorno Karabaj y aprobó el despliegue ruso.
En una reunión telemática entre el presidente de Rusia, Vladímir Putin, y el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, se habló sobre el despliegue de tropas rusas en la Nagorno Karabaj. En la reunión, Putin pidió a las fuerzas de pacificación la respuesta ante cualquier hostilidad por parte de Armenia o Azerbaiyán. Putin advirtió de que “la única alternativa al acuerdo de paz es la guerra” y si eso ocurre, “las responsabilidades recaerán sobre los que llaman a su revisión”, sentenció el presidente en su intervención.
“Armenia esperaba un mayor apoyo del que ha recibido, y si Armenia ha cedido para posibilitar el acuerdo de paz ha sido porque tenía muchas probabilidades de perder la guerra”, aseveraron los expertos en el conflicto.
En el conflicto armado no intervinieron únicamente soldados de Armenia y Azerbaiyán. “Lo que se ha visto en Nagorno Karabaj ha sido la llegada de efectivos militares procedentes de otras guerras, principalmente Siria, por empresas privadas turcas y rusas como Sadat o Wagner Group”, afirmó Sonia Sánchez, quien señaló este hecho como “una nueva tendencia en la gestión de este tipo de conflictos”. “Para Erdogan (presidente de Turquía), por ejemplo, es difícil justificar la participación directa del Ejército turco en la guerra, pero sí puede enviar apoyos a través de la subcontratación de empresas privadas”, afirmó la experta en geopolítica.
Para los expertos, la situación de Armenia “es delicada”. “Armenia esperaba un mayor apoyo del que ha recibido, y si Armenia ha cedido para posibilitar el acuerdo de paz ha sido porque tenía muchas probabilidades de perder la guerra”, aseveraron los expertos en el conflicto. “Si la lucha continuaba a ese ritmo, habríamos perdido Artsaj [como llaman los armenios a la autoproclamada república] en unos días y habríamos tenido muchas más víctimas”, dijo Arayik Harutyunyan, líder de Nagorno Karabaj. “Esta tregua impuesta ha sido percibida por los armenios como una humillación, algo que puede provocar en Armenia una crisis política”, señaló Sonia Sánchez en referencia a las protestas que estallaron en Ereván tras el acuerdo de paz. “Este hecho puede ser un factor que afecte a la viabilidad del nuevo intento de pacificación” y que “ha de ser tenido en cuenta”, aseguró Sonia Sánchez, quien señaló como prioridad “acabar con la violencia y garantizar el alto el fuego” para poder avanzar y que la población “vuelva a una situación de normalidad”.