Rubén Manso en la UFV: «Seguimos en crisis»

- Desmarcar - 24 de mayo de 2017

“Seguimos en crisis”. Esta es la postura que defiende el doctor en Ciencias Económicas y licenciado en Derecho Rubén Manso Olivar, quien ha visitado la Universidad Francisco de Vitoria (UFV). Según el también profesor de la Universidad de Alcalá, “a pesar de lo que el Gobierno dice”, la recesión “persiste” en el sector financiero español.

Antes de comenzar su exposición, lo primero que ha querido aclarar Manso es que los economistas no tienen “la capacidad predictiva” que se les pide. En este sentido, el profesor compara la economía con la medicina: “No somos capaces de predecir qué va a subir en bolsa, como un médico es incapaz de determinar la fecha de muerte de alguien”. Según Manso, esto se debe al factor humano que ambas ciencias comparten.

Asimismo, Manso asegura que, aunque los primeros efectos de la crisis comenzaron a notarse entre los años 2007 y 2008, la recesión empezó en 1971. Este año se abandonó el patrón metálico, que permite a la banca “crear dinero con la ayuda del Estado”. Esto ha causado un “maridaje” entre este sector y el Estado y ha provocado que los bancos comerciales se hayan convertido en “franquicias del Estado”.

Además, Manso sostiene que otro factor que hizo que la recesión económica comenzara antes de 2008 es que se abandonara el “coeficiente de reserva completa”. Este término hace referencia al porcentaje de dinero líquido que mantienen los bancos en sus reservas. Actualmente, las entidades financieras deben tener guardado entre un 0 y un 1% del total. Esto se conoce como “coeficiente de reserva fraccionaria”, impulsada por la renuncia al patrón metálico o del dólar como moneda de referencia.

Rubén Manso: “Si todos nos presentásemos en el banco a retirar nuestros depósitos a la vista el banco estaría ilíquido”.

Tener un coeficiente de reserva fraccionaria conlleva que el banco no tenga en efectivo el dinero de sus clientes disponible en todo momento, ya que lo invierte a plazo en otras acciones. Manso lo explica con un ejemplo: “Es lo que se dice siempre de que si todos nos presentásemos en el banco a retirar nuestros depósitos a la vista el banco estaría ilíquido”.

Según Manso, al combinar estos dos factores, los bancos pueden crear “tanto dinero como necesite el déficit público”. Esto se debe a que hay un “Estado que genera un déficit público”. Para ello, el Banco Central emite dinero, lo que “genera la expansión del déficit, de la base monetaria y el crecimiento ilimitado del efectivo”.

El coeficiente de caja fraccionario permite, además, que los bancos emitan depósitos a la vista. Manso afirma que esto es “muy peligroso”, ya que las entidades financieras no podrían hacer frente a una “retirada masiva de depósitos”. Por lo tanto, los bancos tendrían que vender “su cartera de activos públicos”, lo que generaría “pánico de deuda pública” y un incremento de los tipos de interés. Así, los bancos se han convertido en “un mecanismo de financiación sin límite del déficit público a costa del empobrecimiento general de la población”.

El doctor en Ciencias Económicas sostiene que la persistencia de la crisis se debe a que los bancos son “pertinaces en el error”. Según Manso, estas entidades son cada vez más estatistas y el sector está hiperregulado. Así, los banqueros “están encantados”, pues “juegan a crear rentas en un marco regulatorio que les favorecía y les seguía favoreciendo”. No obstante, el profesor asegura que “cualquier cosa que se cruza con el Estado acaba siendo el Estado” y la banca “irá languideciendo”.

Adiós a los bancos y tarjetas de crédito
“Empieza a no tener sentido tener un banco”, afirma Manso. Las nuevas tecnologías harán que los bancos se queden para “comercializar productos donde el riesgo lo asume el adquirente”, así como para “ejecutar órdenes de servicios financieros (como una transferencia) que requieren sus clientes”. De esta manera, según Manso, en 200 años no sabremos qué es un banco o un director bancario.

Además, Manso explica que aparecerán “carteras de receptores solventes”, es decir, los préstamos se realizarán entre personas que dispongan del dinero solicitado. Así, la actividad de los bancos se reducirá a ser “pasarelas de pagos, como PayPal”, serán intermediarios que evalúen los riesgos de estas acciones. Las nuevas tecnologías también harán desaparecer las tarjetas de crédito, ya que serán sustituidas, “por ejemplo, por las huellas dactilares”. Lo mismo ocurrirá con el dinero en efectivo, “como ya ha ocurrido en Suecia”.