El comienzo del Mundial de fútbol de Qatar está viviendo acciones de reivindicación y protesta por parte, principalmente, de jugadores y aficionados. Este hecho no es inesperado, ya que durante los meses previos al inicio de la competición ya se avisó de que podría pasar
Una de las reivindicaciones afecta a los brazaletes de capitán, ya que países como Dinamarca, Alemania, Inglaterra, Suiza, Bélgica, Suecia y Francia, se habían sumado a la iniciativa One Love, que apoya la diversidad, la igualdad y la inclusión portando un brazalete con los colores del arcoíris.
Aun así, semanas antes del comienzo de la competición, Francia anunció que no continuaría con la iniciativa, Hugo Lloris, portero y capitán de la selección francesa, comunicó la decisión en una rueda de prensa: “Cuando recibimos extranjeros en Francia, queremos que cumplan con nuestras reglas y tradiciones. Voy a hacer lo mismo en Qatar, quiero respetar eso”, afirmó.
El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, dio una rueda de prensa en la que habló de la doble moral europea y defendió a Qatar: “Hoy me siento qatarí, árabe, africano, gay, discapacitado, trabajador migrante… Me siento como ellos y sé lo que es sufrir acoso desde pequeño, Qatar ha progresado y la FIFA está orgullosa de estar aquí”. Sobre los derechos del grupo LGTBI dijo “todo el mundo es bienvenido, hay que pasar por un proceso. Las puertas se están empezando a abrir”.
Unos días más tarde la FIFA anunciaba que los jugadores que lucieran el brazalete con el diseño de One Love serían sancionados con una multa, económica. Las selecciones declararon que estaban dispuestas a pagar esa multa pero finalmente se decidió que las sanciones serían deportivas, a los jugadores que portaran el brazalete les sacarían una tarjeta amarilla. Las selecciones no estaban dispuestas a llegar a tal punto, ya que en esta competición con dos tarjetas amarillas no pueden jugar el siguiente partido. A pesar de esta decisión, Infantino, días después, posó con la ministra del Interior alemana, quién llevaba el brazalete de One Love.
Además, en Inglaterra han denunciado presiones y amenazas que han ido más allá de sancionar con una tarjeta amarilla a quien luciera el brazalete. Mark Bullingham, director ejecutivo de la Asociación de de Fútbol de Inglaterra, denunció en una entrevista en ITV Sport las amenazas realizadas por la FIFA: “Vinieron aquí con cinco árbitros y nos anunciaron que, como mínimo, cualquiera que usara el brazalete se enfrentaría a medidas disciplinarias ilimitadas”. Bullingham relató que “no se trataba solo de multa o tarjeta, sino que podrían restar puntos”. Además, añadió: “Queríamos mostrar nuestro apoyo a la comunidad LGTBI y no pudimos hacerlo”. Como no podían poner en esa posición a sus jugadores, decidieron no usar el brazalete.
Pese a no haberles permitido llevar este brazalete, algunos jugadores han decidido portar otros distintivos para reivindicar los derechos humanos, como, por ejemplo, el capitán de Inglaterra, Harry Kane, quien ha utilizado un brazalete con la frase “no a la discriminación”, y el portero alemán Manuel Neuer, quien jugó el partido contra Japón con unos cordones de color del arcoíris.
Asimismo, en el primer partido, los jugadores de Alemania decidieron hacerse la foto inicial con la mano tapándose la boca, en señal de que no les dejan hablar. La cuenta oficial de la selección alemana subió esta frase: “Prohibirnos la cinta es como prohibirnos la boca”. El acto realizado por la selección alemana no pasó desapercibido y recibió reacciones como la de Eden Hazard, capitán de la selección belga: “Habría sido mejor que no lo hicieran y que ganaran. Estamos aquí para jugar al fútbol, no estamos aquí para transmitir un mensaje político”. También Mohammed Alkaabi, periodista catarí, publicó un tuit burlándose del gesto que había realizado la selección alemana y de su derrota contra el combinado japonés. Alkaabi dijo que esto es lo que pasa cuando no te centras en el fútbol.
Al gesto del combinado alemán también respondieron los aficionados cataríes. Durante el partido de España contra Alemania, se tapaban la boca y enseñaban imágenes de Mesut Özil, exinternacional alemán. Özil salió por la puerta de atrás de la selección tras el Mundial del 2018 y señalado como uno de los culpables del fracaso de la selección germana. Tras esto Özil dejó entrever que había sufrido de xenofobia y racismo. “Cuando ganamos soy alemán, cuando perdemos soy un inmigrante”, dijo.
Alemania no se ha dejado intimidar por la FIFA y tomó la decisión de vetar la comparecencia de cualquier jugador en la rueda de prensa previa y pospartido contra España.
El CEO y el presidente de la Federación de Dinamarca, Jakub Jensen y Jesper Möller, respectivamente, están tanteando la opción de solicitar a la UEFA su retirada general de la FIFA. “No es una decisión que se haya tomado ahora. Hace tiempo que lo tenemos claro”, dijo Möller. “Me imagino que puede haber desafíos si Dinamarca se va sola. Tenemos que pensar en la cuestión de cómo restaurar la confianza en la FIFA”, añadió.
Junto con Dinamarca hay otras siete selecciones que se plantean abandonar la FIFA. Möller añadió que no apoyarán al actual presidente de la FIFA, Gianni Infantino: “Hay elecciones presidenciales en la FIFA. Hay 211 países en la FIFA y tengo entendido que el presidente actual tiene declaraciones de apoyo de 207 países. Dinamarca no está entre esos países, y no lo vamos a estar”.
Polémica con la selección iraní
La selección de Irán mostró su descontento con el actual Gobierno de su país, negándose a cantar el himno nacional durante el partido contra Inglaterra. La protesta de la selección fue apoyada por sus aficionados, que abuchearon y pitaron el himno iraní. El objetivo de este acto era protestar por la represión que han ejercido las autoridades de Irán sobre parte de la población.
Uno de los acontecimientos que han desencadenado las protestas fue el fallecimiento de Masha Amini, una joven de 22 años que fue detenida y presuntamente maltratada por la Policía iraní por llevar mal puesto el velo.
Esto ha provocado una oleada de protestas en el país y se ha utilizado a la selección para mostrar su malestar a todo el mundo. El entrador de la selección iraní, Carlos Queiroz, defendió a sus jugadores en la rueda de prensa posterior al partido, “eran libres de protestar si querían y así lo hicieron antes del pitido inicial del encuentro” .
En el segundo partido que disputó Irán, los jugadores sí cantaron el himno nacional, aunque las protestas en la grada continuaron. Mehdi Taremi, delantero del Oporto y de Irán, dijo que él no puede hacer nada y que como él hay miles de personas: “Estamos aquí para jugar al fútbol”, concluyó. En cambio, el capitán de la selección iraní, Ehsan Hajsafi, declaró en una rueda de prensa: “Tenemos que aceptar que las condiciones en nuestro país no son las adecuadas y que nuestra gente no está contenta. Estamos aquí, pero eso no significa que no debamos ser su voz o que no debamos respetarlos”.
Además, el pasado domingo, la Federación de Fútbol de Estados Unidos publicó una foto en Instagram en la que anunciaba el partido contra Irán. En la imagen que publicaron eliminaron el escudo de la República Islámica. Irán se ha tomado esto como una ofensa y considera que el objetivo de EE. UU. es apoyar las manifestaciones que están ocurriendo en Irán. Por ello, decidieron trasladar su molestia ante la FIFA y solicitar que se siguieran las normas y se sancionara a la selección estadounidense con 10 partidos. Ante la posible sanción, la federación estadounidense ha reculado y ha publicado la imagen con la bandera oficial.