Un estudio liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), en colaboración con investigadores del Swiss Tropical and Public Health Institute (Swiss TPH) y de la Universidad de Utrecht, ha detallado las ciudades europeas en las que hay mayor tasa de mortalidad asociada al dióxido de nitrógeno (NO2). Este tipo de contaminación está relacionada, principalmente, con la polución que producen los coches. El documento también muestra la clasificación de ciudades con mayor mortalidad asociada a los niveles de partículas finas (PM2.5).
Según el estudio, las zonas con mayor mortalidad por dióxido de nitrógeno son el área metropolitana de Madrid, Amberes (Bélgica), Turín (Italia), el área metropolitana de París (Francia), el área metropolitana de Milán (Italia), el área metropolitana de Barcelona, Mollet del Vallès (Barcelona), Bruselas (Bélgica), Herne (Alemania) y Argenteuil-Bezons (Francia).
La mayor cantidad de muertes asociadas a los niveles de PM2.5 se produce en Brescia (Italia), Bérgamo (Italia), Karviná (República Checa), Vicenza (Italia), Unión Metropolitana de Alta Silesia (Polonia), Ostrava (República Checa), Jastrzebie-Zdrój (Polonia), Saronno (Italia), Rybnik (Polonia) y Havirov (República Checa).
La investigación determina que si todas las ciudades pudieran mantener los niveles de la menos contaminada de la lista, Reikiavik (Islandia), se podrían evitar hasta 125.000 muertes por la reducción de PM2.5 y 79.000 por NO2. Afirman que incluso manteniendo los niveles recomendados por la OMS también podrían reducir las muertes prematuras cada año: 51.000 por PM2.5 y 900 por NO2.
Las ciudades de Europa que ocupan las últimas posiciones del ranking, aquellas con «posiciones de privilegio», son las del norte del continente.
Las medidas de Madrid
Una de las medidas que llevaba José Luis Martínez-Almeida en su programa cuando se presentó a la Alcaldía de Madrid era la eliminación de Madrid Central. Y eso hizo cuando ganó las elecciones. En su lugar, instauró un nuevo plan llamado Madrid 360, que también buscaba frenar la contaminación en la capital.
Este plan incluye varios aspectos: permitir la libre circulación por el interior de Madrid a todos los vehículos con etiqueta C y alta ocupación (es decir, que lleven a un mínimo de dos personas); que los comerciantes del distrito Centro fueran tratados como residentes a efectos de la normativa de movilidad; rebajar las tarifas en los aparcamientos municipales en el distrito Centro; peatonalizar la zona de Sol; soterrar ocho carriles de la A5 entre las avenidas de Portugal y la de los Poblados; establecer líneas de autobuses eléctricos y gratuitos; crear un bosque metropolitano; y, por último, dar ayudas de 50 millones de euros, entre 2020 y 2023, para la renovación de calderas de gasóleo en las terrazas de esta zona.
Debido al impacto de la pandemia de coronavirus, el alcalde no ha podido, de momento, llevar a cabo ni la mitad de lo que planteó en el proyecto inicial. Sin embargo, sí que ha creado la Línea Cero (con dos rutas, una que recorre Madrid de norte a sur y otra de este a oeste) y ha llevado a cabo la peatonalización de Sol.