La Universidad Francisco de Vitoria (UFV) inauguró el curso académico con un acto celebrado el pasado 18 de septiembre. El evento tuvo lugar en el salón de grados de la universidad, donde los asistentes (protegidos en todo momento con mascarillas y respetando la distancia de seguridad) fueron partícipes del balance del año académico anterior y recibieron información de las novedades del presente curso.
Un punto de inflexión para la Universidad
La ceremonia la inició el secretario general de la UFV, José Antonio Verdejo, quien en el repaso al anterior curso académico quiso recordar a todos aquellos miembros de la universidad que han sufrido los efectos de la enfermedad. En su intervención, destacó las fechas del 11 y del 14 de marzo, intervalo de tiempo en el que se suspendió la docencia presencial en la Comunidad de Madrid y en el que se produjo el confinamiento de todo el país. En este periodo que el secretario general bautizó como “punto de inflexión”, la universidad tuvo que adaptarse a las necesidades que demandaba esta situación y en menos de 48 horas pasó de la presencialidad a la educación en remoto para todos sus alumnos. “Esta adaptación ha supuesto el mayor reto institucional de toda la historia de esta universidad”, recordó Verdejo a los asistentes. Además, ha querido agradecer la labor de todas aquellas personas que hicieron posible la superación de este desafío, tanto a los profesores como a los encargados de diseñar y corregir este reto tecnológico así como a los alumnos que trabajaron porque todo saliera de la mejor manera posible.
«A los muertos invisibles: aquellos que no nos han enseñado en la mayoría de los medios de comunicación españoles».
En materia social, Verdejo ha querido destacar el gran esfuerzo que la UFV llevó a cabo durante los meses de pandemia, ya fuera a través de la donación de los más de 10000 materiales de protección sanitaria, a través de la labor desarrollada por voluntarios de la Fundación Altius que ayudaron a alimentar a más de 7000 familias necesitadas o al acompañamiento que profesores, pastoral y profesionales de la salud mental realizaron a través de la iniciativa 1+1.
Primera lección del curso académico: a los muertos invisibles
El profesor de Humanidades y Doctor en Comunicación Isidro Catela fue el encargado de impartir la primera lección del recién estrenado curso académico. Bajo el título La urgencia de vivir en verdad. Consideraciones sobre el renacimiento de la vida en tiempos de pandemia, el profesor Catela reflexionó acerca de los tiempos de incertidumbre que rodean a este nuevo año a través de un hilo vertebrador de cuatro palabras: vida, muerte y vida eterna. Antes de comenzar, dedicó sus palabras a los miembros de la comunidad universitaria que han sufrido los efectos de la enfermedad y a los muertos invisibles: “aquellos que no nos han enseñado en la mayoría de los medios de comunicación españoles”.
En su lección, el profesor Catela habló de la vida, por lo que, dijo, era necesario hablar primero de la muerte: esa perenne maestra de vida. Destacó cómo en tiempos de la posverdad asalta a la sociedad una verdad incuestionable como lo es la finitud de la vida: “la cual permite que nuestros actos tengan un valor moral absoluto”. Catela destacó que la vida puede parecer una continua necesidad de movimiento, como un hámster en una rueda o como una montaña rusa que oscila entre la euforia y el abatimiento. Sin embargo, planteó la posibilidad de un “renacimiento de vida en tiempos de pandemia”, de recuperar el verdadero significado de la muerte: el de ser punto y seguido de la vida. Quiso, además, recordar unas palabras que el fallecido Pau Donés destacaba en su entrevista con Jordi Évole (Eso que tú me das) cuando fue preguntado por la posibilidad de la eutanasia: “Eso nunca. Yo vivir, vivir, siempre vivir”.
Un nuevo desafío
A los presentes, Catela les deseó la posibilidad de donarse a los demás, sobre todo en este curso incierto. Explicó que esta donación es un amor especial, uno que implica entregarse al otro sin perder y que lleva las luces largas de un ciudadano del Cielo: un amor que se concreta en agradecer, perdonar o admirar.
Tras la primera lección, el secretario general, José Antonio Verdejo, volvió a tomar la palabra para felicitar a todos los docentes de la UFV que habían defendido su tesis en esta u otras universidades.
Para finalizar el acto, el rector de la UFV, Daniel Sada Castaño, hizo entrega del Premio Óptimus al mejor alumno de cada facultad. Este galardón tuvo que ser retrasado hasta ese momento debido a los efectos de la pandemia. En su discurso de cierre, recordó que esta es “una situación extraña”. Destacó las facilidades que la universidad ha puesto al servicio de docentes y alumnos en materia tecnológica para adaptarse a las necesidades que la nueva semipresencialidad requiere, así como todos los medidas que se han tomado para hacer del campus un lugar seguro. Sada recordó que el uso de la mascarilla es obligatorio en el campus “todo el tiempo, en todo lugar”. Además, enfatizó cómo este es un nuevo desafío para todos los miembros de la comunidad universitaria en el que se puede salir adelante si todos colaboran «para ganar este partido».