La edición genética, en entredicho

- Desmarcar - 14 de diciembre de 2018

«Un científico chino en YouTube ha colgado un vídeo, en el que dice que ha hecho edición genética a embriones humanos, y que estas niñas ya han nacido. No sabemos nada más, no hay una publicación científica de todo esto, podría ser todo un gran bluf, podría ser falso», afirma Elena Postigo, profesora de Bioética de la Universidad Francisco de Vitoria (UFV). Además, añade que «se han superado los límites éticos, y no solo los protocolos chinos para investigar». La publicación del chino He Jiankui y la afirmación de que ha modificado genéticamente a dos niñas, que, asegura, ya han nacido, ha levantado todas las alarmas de la comunidad internacional, inclusive entre los investigadores más liberales. Según informa el científico en el vídeo, el cambio genético consistió en «desactivar» el gen CCR5, que forma una proteína que el VIH utiliza para entrar e infectar las células humanas. El cambio habría dotado a las niñas de resistencia frente a una posible infección.

«Todavía no sabemos cuáles pueden ser las consecuencias de esa edición genética», sostiene Elena Postigo.

«No se sabe si es verdad que esto haya ocurrido, en la comunidad científica para que algo sea reconocido como una realidad tiene que publicarse en una revista científica, y esto no esta publicado, solo tenemos un vídeo», comentó Agustín Losada, fundador de Cells 4 Life; banco de células madre, y resaltó que, en materia de investigación, China «va por libre» y no se atiene a los estándares internacionales. Losada dijo también que esta investigación «plantea un montón de problemas éticos y científicos, que están sin resolver».

Imagen: Pixabay

¿Dónde deben establecerse los límites?
Esto plantea la pregunta de dónde se establecen los límites de lo que es ético en ciencia y medicina y qué no lo es. Nicolás Jouve, catedrático en Genética de la Universidad de Alcalá, dijo que «el límite está establecido muy claramente en el código de deontología de los médicos» y que «la vida no debe tratarse como un objeto, porque es un fin en si misma».

«La vida no debe tratarse como un objeto, porque es un fin en si misma», afirmó Nicolás Jouve, Catedrático en Genética. 

Jouve aseguró, además, que este tipo de prácticas «descartan la vida humana, porque existe vida en el momento de la fecundación, cuando se constituye la identidad genética, y al hacer selección de embriones se está atentando contra la dignidad del ser humano». Explicó también en qué consiste la técnica de Crispry la definió como una «herramienta molecular que se utiliza para detectar errores en la secuencia génetica, eliminarlos y sustituirlos por las unidades que sean correctas». Jouve expuso que su utilización no es mala en sí misma, sino que lo que determina que está bien o mal utilizado es su aplicación, y aseguró que «está prohibido hacerlo en el tejido germinal».

Elena Postigo aseguró que cada caso debe ser analizado de forma particular para establecer los límites éticos: «todavía no sabemos cuáles pueden ser las consecuencias de esa edición genética, no es tan sencillo como quito un gen, quito una enfermedad. Puede ser que quites un gen, pero estas haciendo que no se exprese una enfermedad y se exprese otra». Afirmó que por este motivo es necesario «ir con muchísima prudencia y cautela y no hacerlo en la línea germinal». Destacó también la importancia y la obligatoriedad de realizar estos estudios en primer lugar en animales para «evitar que mueran vidas humanas, que se haga daño». Catalina Wamba, maestra en Bioética y Ciencias de la Familia, afirmó que «la ciencia y la técnica deben estar al servicio del hombre, si no, amenazan con volverse contra él».

¿Progreso o regresión?
Ante el planteamiento de estos avances como progreso, los profesionales lo ponen en entredicho. Postigo consideró que lo importante es «qué se entiende por verdadero progreso» y afirmó que es necesario «distinguir entre desarrollo tecnológico y progreso humano, que son dos cosas distintas. Van en paralelo, pero no coinciden siempre», y que el primero puede ser utilizado para el progreso, «pero también para eliminar a la especie humana».

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«El progreso no es ni bueno ni malo; es el hombre, con su libertad, el que le debe indicar el rumbo. Es una responsabilidad de todos», comentó Catalina Wamba. 

Catalina Wamba afirmó que «es progreso todo lo que contribuye al bienestar del hombre, a su felicidad y su realización como persona; es regresión lo que amenaza con su vida y su felicidad». Teniendo esto en cuenta, dijo que «el progreso no es ni bueno ni malo; es el hombre, con su libertad, el que le debe indicar el rumbo. Es una responsabilidad de todos».

Los especialistas también consideraron que este tipo de prácticas podrían terminar realizándose únicamente con fines eugenésicos y de mejoramiento de la especie, y dijeron que esto es un riesgo, porque, según Nicolás Jouve «atenta contra el principio de justicia e igualdad entre todos los seres humanos establecido por la bioética». Agustín Losada dijo que en la concepción natural, «todo es fruto del azar. «Eso es lo que nos iguala a todos los seres humanos, y lo que nos da a todos la misma dignidad, porque todos somos iguales», añadió. Losada aseguró que si esto se modifica o deja de ser así, «empiezan a aparecer los problemas críticos y graves éticos».

«Se crearía una sociedad en la que habría estamentos sociales en virtud de las diferencias genéticas, y esto podría generar profundas desigualdades», recalcó Elena Postigo. 

Elena postigo señaló: «hoy en día estamos ante una nueva manera de eugenesia, la eugenesia liberal». Esta ya no es coercitiva, sino que son los padres los que se la aplican a sus hijos. «Estamos ante la mejora de la especie, eso significaría que habría un momento en que conviviríamos quienes no estamos modificados genéticamente y los modificados genéticamente». Afirmó que seguir por este camino podría conducir a crear una «sociedad en la que habría estamentos sociales en virtud de las diferencias genéticas, y esto podría generar profundas desigualdades.

Catalina Wamba afirmó que la aceptación de este tipo de investigaciones y prácticas en humanos podría tener como consecuencia «la clasificación de las personas en menos o más calidad, atentando claramente contra su dignidad». Además, recalcó que son «una amenaza a la familia pues todo ocurre al margen de ella. Y, como dijo Juan Pablo II, es en la familia donde se fragua el futuro de la humanidad.» Jouve dijo a quienes consideran que «la ciencia es imparable» que deben tener cuidado «porque todo en la ciencia tiene consecuencias».

Divergencia de opiniones
Hay quienes opinan de manera diferente y sostienen que este tipo de prácticas son necesarias y esenciales para la supervivencia y la mejora de la especie humana. John Harris, bioeticista de la Universidad de Mánchester sostuvo en una entrevista con la revista Times que «el genoma humano no es perfecto» y que por esto es «éticamente imperativo apoyar las prácticas de modificación genética, ya que podría eliminar fallos en la humanidad para siempre».

El filósofo Nick Bostrom dijo a Technology Review que «incluso un pequeño grupo de individuos mejorados podrían cambiar el mundo a través de su creatividad y descubrimientos, además de contribuir con innovaciones que todo el mundo usaría».

En definitiva, esta problemática tan controversial tiene al mundo científico en ascuas y constantemente cuestionando la realidad, desde todas las perspectivas y disciplinas involucradas cómo afirmó Agustín Losada: «Será la propia naturaleza la que establezca los límites».