Israel, un pueblo en tierra hostil

- Desmarcar - 5 de febrero de 2019
Rhoda Henelde Abecasís (derecha), una judía superviviente del gueto de Varsovia, enciende una vela en la UFV el homenaje al Holocausto.
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Realizado por Sergio Aguilera y Clara Mollá.

El Holocausto dejó alrededor de 20 millones de víctimas. El 27 de enero es la fecha de la liberación del campo de concentración y exterminio de Auschwitz y, por tanto, el día de su conmemoración. Con motivo de este hecho histórico, el centro Sefarad y la Comunidad Judía de Madrid han organizado una serie de actividades en un seminario: Israel: Memoria e Historia. Además de homenajear este acontecimiento, en el seminario se indagó en las raíces del pueblo judío y la creación de una nación-estado para estos.

“El sionismo es un fenómeno eminentemente político”, así lo definió Sonia Sánchez, una de las ponentes del seminario, junto a Mario Sznadjer, catedrático emérito de la Universidad Hebrea de Jerusalén. Este movimiento surge en Europa, entre el Imperio Austrohúngaro y Rusia. Se produce por problemas sociales para dar respuesta a nuevas necesidades y por la globalización. “Las ideologías son contingentes a los hechos”, afirmó Sánchez. El sionismo se caracteriza por ser una organización internacional, ya que agrupa a personas que se encuentran dispersas por todo el mundo.


Los judíos alcanzaron posiciones importantes en el periodismo, la literatura, la música y la ciencia. Los más relevantes fueron: Nachman Krochmal, Moses Hess (padre de la socialdemocracia alemana), Ben Yehuda (autor del primer diccionario de hebreo moderno), Theodor Herzl (fundador de la Organización Sionista Mundial) o David Ben Gurion (primer ministro de la historia del Estado de Israel). “El sionismo fue una respuesta al dilema de identidad individual frente a la identidad nacional”, recalcó Sánchez. El sionismo se inspiró en corrientes liberales, socialistas y nacionalistas. Además de ser una “revolución espiritual”, según Sonia Sánchez. Este movimiento supone un cambio radical en el pueblo judío, traslada la religión a un estado-nación. Son una respuesta al surgimiento antisemita en Europa, ideologías racistas en Francia y Alemania o los pogromos rusos. Otro factor fundamental para la creación del Estado de Israel fue el poder militar.

“El estado de Israel se establece y sobrevive en un ambiente hostil, gracias a la modernidad”, afirmó Mario Sznadjer. Aunque reconoce que las perspectivas del sionismo no tenían buenas perspectivas. “Los judíos son muy diversos, pero tienen una relación histórica, tradicional y religiosa”, aseveró Sznadjer. Además, añadió que “los judíos a diferencia de los palestinos, tienen una organización moderna”.

La dureza del Holocausto en primera persona
Rhoda Henelde Abecasís, una judía superviviente del Holocausto, contó su experiencia durante la guerra y la posguerra. “El primer recuerdo que tengo son aquellos bombardeos y el terrible miedo cuando mi padre me cogió en brazos y corrió a meternos en el refugio”, explicó emocionada Henelde. Poco después, su padre se alistó en el ejército y nunca más lo volvió a ver. Henelde contó que su madre y ella fueron enviadas a una comuna urbana para mujeres delincuentes: “permanecimos tres años indescriptiblemente duros. Mi madre trabajaba por una ración de pan para ambas. Mi historia es la de mi madre, y la lucha por sacarnos de aquellas severas condiciones”.  

La celebración de la Pascua hizo cambiar su visión sobre los judíos. “Durante la expatriación, celebramos en una mesa en forma de U la Pésaj (Pascua judía). Por primera vez, escuché la salida del pueblo de Israel de Egipto y el paso de la esclavitud a libertad. Así, descubrí que ser judío era algo más que ser un loco”, explicó Henelde. Tras 4 años separada de su madre, se volvieron a reencontrar en una zona norteamericana que tenía Alemania ocupada. Aun así, el sufrimiento no desapareció, ya que eran “sitios diáfanos” y más de una vez la despertaron los gritos de pesadillas y voces de desesperación. “El auténtico testimonio es el terrible sufrimiento que dejaron los asesinos. Nadie nos quería porque nos veían personas rotas y destrozadas”, reconoció la superviviente.

Después del testimonio, se presentó una mesa redonda con Henelde, Alejandro Baer y Mario Sznajder bajo el nombre: La construcción de la identidad judía y el Holocausto. Durante las intervenciones, se plantearon algunas cuestiones como fue el modo de asimilación del Shoa, Holocausto en hebreo, que, según Baer, sirvió “para reforzar la identidad judía y fortalecer valores cívicos y humanistas”. Además, reconoció que la propia tradición explica por qué esta catástrofe está en el pensamiento judío: “Cada generación tuvo faraones, en ese momento fue Hitler”. Sznajder propuso su visión y afirmó que el olvido no es la solución: “toda intención de quitar la historia del Holocausto está condenada al fracaso”. 

Por último, se celebró un acto de memoria sobre la Shoa y prevención de los crímenes contra la humanidad. Después de pequeñas intervenciones en representación del pueblo judío con piezas musicales, se fueron encendiendo velas como recuerdo a las víctimas. Daniel Sada, rector de la Universidad Francisco de Vitoria (UFV), Ignacio Losada, alumno de Periodismo, y la propia Rhoda Henelde, entre otros, fueron los protagonistas del acto.