En Francia, ha comenzado una serie de protestas contra las reformas que el presidente del Gobierno, Emmanuel Macron, pretende establecer. El parón en la red ferroviaria ha provocado grandes atascos y ha afectado a un numerosos ciudadanos. Estos cambios no solo afectarían al sector público, sino también a los estudiantes.
La huelga ferroviaria comenzó el pasado 3 de abril . Las protestas, conocidas como Primavera social, durará tres meses de forma interrumpida. Están planeadas para hacer dos paros de cada cinco días. “Van a perder todos sus privilegios. El Gobierno les quiere hacer pagar a ellos la deuda de la SNCF (Sociedad Nacional de Ferrocarriles)», decía un ciudadano afectado por el parón de los trenes.
En la primera jornada, millones de personas se vieron afectadas, debido a que se formaron atascos de hasta 400 kilómetros. Funcionó uno de cada ocho trenes de alta velocidad y uno de cada tres regionales.
La reforma en el sector ferroviario pretende suprimir las ventajas con las que contaban los trabajadores con el fin de conseguir una cohesión territorial, no posible anteriormente a causa de la duda millonaria y la degradación de las infraestructuras.
El conflicto equivale a un pulso entre el Gobierno y los sindicatos. Si es Macron quien gana la pelea, tendrá vía libre para continuar con todas sus reformas. Sin embargo, si son los sindicatos quienes derrotan al Gobierno francés, significará que Francia no está preparada para seguir el ritmo de las reformas establecidas.
Huelga estudiantil
Otras protestas que habrá durante estos tres meses son de funcionarios, estudiantes, jubilados, basureros y empleados de Air France.
Los estudiantes han bloqueado decenas de universidades francesas, no permitiendo así que se pueda asistir a clase de forma normal. El sindicato estudiantil siempre ha sido, a lo largo de la historia, el principal foco de protesta en el país.
Este sindicato lucha contra la nueva ley que modifica los procedimientos de entrada en la universidad y parece que se ha despertado el espíritu violento que hubo en Francia durante los años setenta.
Las ciudades que más afectadas son Toulouse, Nancy, Rouen, París y Montpelier.