El representante estadounidense en el Consejo de los Derechos Humanos de la ONU, Jason Mack, ha expresado su desacuerdo con una parte del documento que ha lanzado esta entidad, que expresaba su “indignación por la persistencia y la omnipresencia de todas las formas de violencia hacia las mujeres y niñas de todo el mundo”. Mack ha dicho estar de acuerdo con “el ánimo” de la resolución, pero no con un párrafo en concreto.
Otros países como Bangladesh, China y Egipto han coincidido con la postura de Estados Unidos sobre el párrafo que ha causado conflicto en la unanimidad del apoyo. Este párrafo recogía un llamamiento a todos los países a asegurarse de que su sanidad incluya “cuidados exhaustivos de salud sexual y reproductiva”, entre los que se incluía “el aborto legal permitido por la ley nacional”.
Believe women. Don’t excuse perpetrators. Don’t joke about gender-based violence.
During the #16day of activism, each of us can do something to end violence against women. https://t.co/rWvDai8GW9 via @UN_Women #GenerationEquality pic.twitter.com/d0TxlYo9QA
— United Nations (@UN) November 28, 2019
Este Consejo de las Naciones Unidas ya dio unas pautas para despenalizar el aborto y ha declarado que su posición frente a este es considerarlo como “un asunto de derechos humanos”. Ha asegurado que la penalización del aborto es una “forma de discriminación en contra de las mujeres”. Permitir el aborto es, para este organismo, “asegurar los derechos de una mujer”.
Estados Unidos, desde que se instaló el Gobierno de Trump, ha mostrado una postura contraria y ha restablecido leyes de la época de Ronald Reagan que durante la legislatura de Obama habían dejado de tenerse en cuenta. Poco después de llegar a la Casa Blanca, Trump prohibió practicar el aborto u ofrecer información acerca de este a las ONG internacionales que recibían donaciones de Estados Unidos.
En Estados Unidos, la ley que permite el acceso al aborto se aprobó en 1973 en la Corte Suprema, pero actualmente no está vigente en todos los estados. Después de la aprobación, el activismo antiaborto, tanto de núcleos de población como de políticos, ha llevado a la derogación de esta ley en muchos casos.
Esta postura se reforzó con el Partido Republicano de Trump en el Gobierno. Jason Mack lo ha evidenciado con sus declaraciones. “Apoyamos completamente el principio de la elección voluntaria y la planificación familiar”, ha asegurado el representante estadounidense, pero ha reconocido que el problema está en reconocer “el aborto como un método de planificación familiar”.