Los juegos de doble sentido de Chema Madoz están de vuelta en Madrid. El Premio Nacional de Fotografía en el año 2000 organiza la muestra El viajero inmóvil en el Centro Cultural Conde Duque. La exposición pretende ser un viaje imaginario en la que el artista muestra su personal mirada de Asturias a través de 34 fotografías inéditas.
Madoz manipula las imágenes y objetos cotidianos con la intención de descubrir nuevos aspectos de sus capacidades simbólicas.
Para Madoz, el punto de partida habitual de su trabajo es la manipulación de las imágenes y los objetos cotidianos con la intención de descubrir nuevos aspectos de sus capacidades simbólicas. Sin embargo, en El viajero inmóvil, Madoz ha tenido que realizar el trayecto inverso: esta vez no son los objetos y sus significantes libres los que tienen la palabra, sino que es la propia idea de Asturias la que se convierte en el objeto a observar y definir.
Esta vez no son los objetos los que tienen la palabra, sino la propia idea de Asturias la que se convierte en el objeto a observar y definir.
Utilizando la representación icónica, el fotógrafo consigue conectar la observación del pequeño territorio con sus representaciones poéticas que van y vuelven de la pura abstracción a lo concreto, empleando para ello, como es consustancial a su trabajo, el sentido del humor. Son metáforas fotográficas, juegos visuales, objetos dispuestos a sorprender y provocar al espectador pues, tras su apariencia habitual, revelan una singularidad que nos remite a una asociación inesperada.
Chema Madoz nació en Madrid, en 1958. Durante los años 80 estudia Historia en la Universidad Complutense y lo compagina con su formación fotográfica en diferentes cursos y escuelas de Madrid. Además del Premio Nacional de Fotografía, Madoz ha recibido el Premio Kodak (1991), Premio PHotoEspaña (2000), Premio Bartolomé Ros (2010), Premio “Overseas” Higasikawa, Japón (2000). Autor destacado en la Bienal de Houston (2000).