Cruz Morcillo: «Soñaba con hacer críticas de libros y entrevistas a escritores»

- CULTURA - 13 de mayo de 2024

Cruz Morcillo, nacida en Castellar (Jaén) y licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad de Sevilla, era una joven que soñaba con dedicarse a la cultura. En 1997 le ofrecieron una beca de ABC, y allí fue cuando su destino cambió radicalmente. Nadie quería entrar en sucesos, entonces vio a dos hombres peculiares riendo como locos en esa sección y decidió optar por probar. Cuando salió a la calle por primera vez fue como un veneno, le enganchó. Desde entonces, lleva 26 años dedicados a los sucesos y a la crónica negra de España, y ha llegado a convertirse en una de las mejores periodistas de sucesos del país. Se siente muy afortunada de haber trabajado en televisión, radio, pódcast, hasta ser escritora de cuatro libros, pero para ella no hay nada tan especial como la prensa escrita.

Tras terminar su licenciatura en Ciencias de la Información en la Universidad de Sevilla, ¿cuál fue el punto de inflexión que le llevó a interesarse por los homicidios, los sucesos y los tribunales? 

Acabé la carrera en el 1996 y había estado trabajando en Sevilla, pero nada que ver con este asunto. Inicié el Máster de ABC, y a mí no me gustaban nada los sucesos, de hecho me provocaban bastante desprecio. No era un género que me atrajera, a mí me gustaba mucho leer y la cultura. Yo soñaba con escribir críticas de libros y hacer entrevistas a escritores.

En el máster nos asignaban una sección. A un compañero le tocó la sección de sucesos, pero le horrorizaba profundamente. Nadie quería hacer sucesos. Vi allí a dos tipos que se estaban riendo como locos, parecía que se divertían y me dio curiosidad por probar. Yo siempre he pensado que aquí hay que venir a pasarlo bien, aparte de trabajar. De esa forma tan casual empecé como becaria en las prácticas. Me enamoré de los sucesos en cuanto salí a la calle por primera vez. 

Antes de su dedicación en el periodismo de sucesos, se fue un año a Londres. ¿Cree que salir de su país le ayudó a mejorar como persona y como profesional? 

El tema de Londres era más por el idioma, al igual que nos pasa a tantos que no hemos tenido oportunidad de estudiar fuera. Yo en Londres estuve limpiando y trabajando en un bar, nada relacionado con el periodismo.

Cuando acabé la carrera estuve trabajando en Jaén y monté un periódico en mi zona, que jamás se había montado. Era de ocho pueblos y monté varias historias interesantes, pero quería aprender inglés y mejorar. Además, yo tenía claro que no quería trabajar gratis, es decir, en esa época fue cuando las prácticas empezaron a ser gratis y que tenías que trabajar y casi pagar por trabajar. Yo me negué a eso, decidí que por más que me gustara el periodismo prefería trabajar en otra cosa. Por lo tanto, dejé el periodismo durante casi un año.

Cuando volví de Londres, que estuve como cuatro meses, surgió la beca de ABC. Decidí aprovecharla porque era un máster que tenía mucho prestigio y, además, estaba becada. Retomé el periodismo y ese fue el gran salto.

Ha escrito cuatro libros, Departamento de homicidios , El crimen de Asunta, La hermandad del mal y, junto a Pablo Muñoz, Palabras de Vor: las mafias rusas en España. ¿Qué fue lo que le impulsó a empezar a escribir estos libros? 

Te das cuenta de que acumulas tantísima información sobre los temas que te gustan, que no te caben, que te quedan un montón de cosas por contar  muy interesantes. La primera tentativa que Pablo y yo tuvimos en escribir un libro fue la mafia china que estaba asentándose en España, y te estoy hablando de 2003. Lo que sucedió es que cuando estábamos empezando a escribirlo fueron los atentados del 11-M y fue imposible poder seguir con el libro. El trabajo que requería este acontecimiento nos impedía seguir escribiendo.

Empezamos una operación policial en 2005 que fue espectacular y a los dos nos pareció un mundo muy nuevo y atractivo. De este modo, empezamos a escribir el primer libro: Palabra de Vor. Empezamos a investigar, a hablar con gente, a conocer a gente… También otro motivo, por lo que empecé a escribir, fue que desde siempre me ha gustado la historia.

«Necesito estar siempre retándome, no me gusta la monotonía», asegura Cruz Morcillo

 

En Departamento de homicidios recalca cómo el primer cadáver nunca se olvida, ¿cómo fue en su caso personal? 

Los había visto en la calle, cubiertos. Ahora no se hacen así los sucesos, ni hay esa facilidad. Entonces, cuando había un crimen íbamos al anatómico forense de Madrid y al tanatorio a estar con las familias, pedíamos fotos.., era durísimo. El tanatorio lo recuerdo como un auténtico horror porque ahí era el duelo. Intervenir en mitad de ese duelo y hablar con familiares conllevaba a que a veces te trataran mal. Yo salía de allí llorando, aunque la mayoría de veces eran bastante considerados.

En realidad fue como un bautismo de fuego. Desde que fui becaria iba al anatómico forense y conocía a los dos mozos que trasladaban los cuerpos. Me abrieron las cámaras y me enseñaron el cadáver de esa chica. Yo había visto muertos en mi pueblo porque era una tradición, se les velaba en casa. Aunque esto no tenía nada que ver, era una chica, prostituta y embarazada, que había sido asesinada.

Tampoco vi mucho porque no era ese mi papel. A mí no me gusta ver muertos porque es la parte más fea de aquellos años de trabajo. Ya no lo hago, y, además, ahora tampoco te dejan. Para nadie es agradable esa labor. 

Ha colaborado en programas como El programa de AR (Tele 5), Cuarto Milenio (Cuatro) o Las claves del día (Telemadrid), donde aportaba información sobre sucesos y crónica negra, ¿cuál de todos considera que la ha completado más como periodista? 

Por tiempo, evidentemente sería El programa de Ana Rosa (AR), porque he estado 11 años allí. En septiembre empecé en Antena 3, pero tengo mucho cariño al programa de Ana Rosa y a la gente que lo hace. En el programa hemos tratado todo tipo de crímenes y temas con muchísima profundidad. Yo he aportado pero también he aprendido muchísimo de los redactores, de los reporteros y de los directores.

Al final, lo que yo suelo decir siempre es que el periodismo de sucesos básicamente es contar historias. Lo primero, es la lealtad, la fidelidad al dato, al que tenga el mejor dato. Te contaba todo este rodeo para decirte que al final todo se basa en contar historias, y da igual el medio, es como lo cuentes.

En su trabajo han pasado crímenes como el del asesino de la Baraja, el triple crimen de Burgos, la desaparición del niño de Somosierra… ¿Cuál ha sido el caso que más le ha afectado personalmente?

Yo tengo una querencia especial por la prensa escrita, esa que está ahora tan devaluada. Nosotros tenemos la obligación de tener esa capacidad de síntesis, de salir en una rueda de prensa y tener un titular en la cabeza y el inicio también, o a lo mejor tienes que mandar la crónica en 10 minutos, y ni siquiera tienes cobertura, te pueden pasar millones de cosas. Ahora lo de la cobertura es más sencillo, pero en mi época no tenía ni teléfono móvil y tenía que dictar desde una cabina, desde un bar o desde donde fuera. Lo que te quiero decir con esto es que esa capacidad de síntesis de la prensa escrita me gusta mucho.

La radio también es un medio que me parece precioso por la cercanía, por la calidez, y esa cercanía no la consigue otro medio. También esa inmediatez, esa agilidad, es fundamental y, además, no tienes que tener la imagen. Luego, la televisión es un despliegue donde puedes aportar muchísimo. Todos nos quedamos pegados a una imagen y mucho más si hay detrás una tragedia, un suceso… Realmente me cuesta quedarme con uno. Mi querencia natural, por tantos años, es la prensa escrita. Me siento muy cómoda en los tres medios y me parece una enorme suerte poder haber trabajo en los tres porque conoces las tripas de cada uno.

«El periodismo de sucesos se basa en contar historias«argumenta Cruz Morcillo 

 

Ha recibido el Premio Cuerpo Nacional de Policía de Periodismo (2013), el Premio a la Mejor Labor Informativa Nacional en la categoría de radio (2017), el Premio a la periodista y asociada de la Asociación de la Prensa de Madrid por el pódcast La peregrina… ¿Cuál ha sido el premio que más ilusión le hizo ganar?

Esta es muy comprometida y delicada. Quien diga que los premios le dan igual te miente, todos los premios hacen muchísima ilusión. Este último capítulo del pódcast ha sido bastante emocionante porque era la segunda vez que, aunque sea en otra categoría, ganaba el premio de la Policía, que es un cuerpo muy querido para mí. Yo empecé a hacer pódcast el año pasado, y fui autodidacta, junto con la gente de Sonora, que era un equipazo maravilloso y aprendí muchísimo.

A mí me gustan mucho los nuevos retos, no me gusta nada la monotonía, necesito estar siempre retándome. Creo que eso es con sustancia ser periodista, y yo había hecho casi todo y esto no lo había probado.

También fue muy emocionante cuando me premió el Consejo General del Poder Judicial por mi labor contra la violencia machista en 2005-2006, cuando se acaba de aprobar la ley. Yo tuve mucho compromiso con ese tema, fue muy especial. Otro muy especial fue el Premio de la Cruz Blanca que me dio la Policía, en el que se distingue a gente que no es policía por su colaboración con el cuerpo nacional. Y, por supuesto, el Rodolfo Walls, el premio al Mejor libro de no ficción con Palabra de Vor. Fue increíble porque a alguien que le gusta tanto leer y escribir, imagínate que su primer libro reciba ese premio, el más importante de España en el género de no ficción. Fue muy importante para mí. Realmente todos te hacen mucha ilusión. 

¿Cuáles considera que serían las tres características fundamentales que se deben tener para ser un buen periodista de sucesos?  

Lo primero de todo es ser empático. Ponerse en el lugar del otro sea quien sea, incluso del malo. Si eres empático, la gente va a confiar en ti y te va a contar, y en lo nuestro es imprescindible que te cuenten.

Lo segundo es que tienes que ser lo más fiel posible a la verdad, es muy bonito inventarse un dato o copiar un dato, parece muy fácil. Nosotros, los periodistas de sucesos, lo que manejamos es el honor y el buen nombre de la gente, y es muy fácil mancharlo, puedes llegar a arruinar la vida a la gente.

Se me ocurren muchas más, pero la siguiente me parece muy importante. Un periodista de sucesos tiene que cuidar sus fuentes. Todos tienen que cuidarlas, pero el de sucesos aún más, porque son unas fuentes que, a diferencias de otras, no tienen nada que ganar, pero sí mucho que perder. Piensa que la mayoría son funcionarios, policías, jueces… ellos por su condición de secreto tienen mucho que perder. Si te cuentan algo es por esa confianza, simpatía y porque los periodistas de sucesos valemos más por lo que callamos que por lo que contamos.

Un periodista de sucesos es más que un oficio, es más un sacerdocio porque los crímenes no tienen hora, los atentados no tienen hora, los muertos no tienen hora… Hay que ser muy constante y entregado las 24 horas del día. 

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