Bernardeta Gómez, una mujer de 57 años y antigua profesora de un instituto de Valencia, quedó ciega hace 16 años debido a una septicemia. Ahora, gracias a un implante en su cerebro, ha sido capaz de reconocer algunas formas simples y letras. Este innovador proyecto ha sido posible gracias a un grupo de científicos de la Universidad Miguel Hernández(UMH), en Elche.
El aparato fue desarrollado por el grupo de Neuroingeniería Biomédica de la UMH. Este nuevo implante cerebral basado en microelectrodos intracorticales consta de dos partes. La parte interna, insertada en el cerebro, es una placa de 96 electrodos. Cada uno de 1,5 milímetros, con un diámetro de 80 micras. La parte externa, es una retina artificial, montada sobre unas gafas convencionales.
La misión de los electrodos es enviar señales eléctricas, recoger la respuesta neuronal y mandarla a un sistema externo. Mientras que el cometido de las gafases convertir el estímulo óptico en eléctrico para así poder activar el cerebro. La función de la corteza cerebral y la de las neuronas próximas al implante no se ven afectadas durante el estudio.
Ha sido incluso capaz de jugar a una versión simplificada del ‘Comecocos’
En un principio, los electrodos se activaban de uno en uno provocando la aparición de un único fosfeno. Sin embargo, a medida que el cerebro de Bernardeta Gómez empezaba a entrenarse, los científicos decidieron elevar la complejidad de la estimulación y aumentar el número de electrodos activados por vez. Esto permitió que la paciente incluso fuera capaz de jugar a una versión simplificada del Comecocos.
La exprofesora terminó reconociendo en el último mes, el 100% de formas y patrones. Debido a su mejoría, los investigadores decidieron aumentar a 16 electrodos de forma simultánea. Esta fue capaz de distinguir algunas letras como la L, C, V y O, con un 70% de aciertos.
El proyecto, dirigido por el catedrático de Biología Celular Eduardo Fernández Jover, cuenta con el apoyo en el proceso investigativo de científicos de la UMH, del Instituto de Neurociencia de Países Bajos y de la Universidad de Utah (Estados Unidos).
El primer experimento llegó de la mano de la voluntaria Bernardeta Gómez, pero dicho proyecto incluye el ensayo en otros cuatro pacientes . Estos deben gozar de buena salud y ser conscientes de que es un proceso experimental.
Aunque una vez terminaban las pruebas,Gómez dejaba de ver los fosfenos, los resultados del estudio (todavía en fase inicial) son muy esperanzadores. Indican que el cerebro humano sigue siendo capaz de procesar información visual incluso después de padecer ceguera total. La explicación más detallada sobre el estudio aparece en la última edición de la revista científica Journal of Clinical Investigation.