La situación en Haití es caótica. El primer ministro, Ariel Henry, se ha comprometido a celebrar elecciones, a más tardar en agosto de 2025, y este miércoles fue el último día del Estado de emergencia. Sin embargo, estas medidas no han evitado que prosigan los tiroteos y saqueos, en un país donde proliferan bandas armadas que secuestran, queman, violan, roban y matan.
Las bandas han aumentado sus ataques por esta razón, contra infraestructuras públicas, comisarías y cárceles. Las bandas armadas asaltaron cárceles, entre ellas dos de las principales prisiones de Puerto Príncipe. El resultado fue que más de 3.000 presos huyeron y decena de ellos fueron asesinados. Además, los que permanecen en la cárcel se encuentran en una situación muy vulnerable.
«Las pandillas son un fenómeno de larga data en Haití, están vinculadas a una tradición de grupos armados no estatales que remontan a los años 50, con el desarrollo de los tonton macoutes del presidente François Duvalier», explica la ONG Initiative against transitional organized crime.
En la prisión civil hay cientos de presos que viven en condiciones inhumanas, incluidos ciudadanos colombianos acusados de participar en el asesinato del presidente haitiano, Jovenel Moises, en 2021. Después de la principal cárcel del país, el Palacio Nacional parece ser el siguiente objetivo de los grupos armados, que están decididos de derrocar el Gobierno de Ariel Henry.
Ariela Henry el primer ministro de Haití
Ariel Henry es un político y neurocirujano, de 74 años, que hizo sus estudios en Francia y Estados Unidos. Es miembro del Inite, un partido de centroizquierda y socialdemócrata. A principios de la década de 2000, como una figura destacada del movimiento opositor Convergencia Democrática, ya luchaba para expulsar del poder al entonces presidente Jean-Bertrand Aristide.
En 2006 Henry ocupó varios cargos en el sector de salud, y en 2010 estuvo encargado de la respuesta de salud tras el terremoto que sacudió el país y dejo más de 200.000 muertos. También dirigió en 2012 la respuesta a la epidemia de cólera, que contaminó los afluentes de los ríos en el valle de Artibonite. En 2016, ocupó el cargo de ministro del Interior y de Comunidades Territoriales. En la pandemia de covid-19, ocupó el cargo de asesor científico del Gobierno para responder a la crisis sanitaria.
El 15 de julio de 2021, dos días antes del asesinato de Jovenel Moïses, fue designado por el presidente como primer ministro de Haití, pero no llegó a ser investido en el cargo. Henry pidió unidad política en un discurso e informó que anunciarían un Gobierno de consenso que lleve el país hasta celebrar unas elecciones. Tres años después, no se ha definido una fecha para los comicios.
A principios de febrero, los haitianos salieron a la calle a protestar pidiendo la salida de Henry y diciendo que no iban a parar las protestas hasta que eso suceda. Henry inició una gira por Guyana y Kenia, donde firmó un acuerdo sobre el despliegue de una fuerza policial multinacional para ayudar a combatir la violencia de las pandillas. Está violencia no lo dejó regresar al país.
Las bandas armadas
La ONU estima que en Haití operan 200 pandillas organizadas que usan «armas de fuego sofisticadas» y se dedican al «tráfico de drogas, armas, extorsión, secuestro, asesinato, violencia sexual y desvío de camiones.»
Hay 23 bandas que, aproximadamente ,controlan el 80% del territorio. Hay dos coaliciones principales: Familia G9 por Jimmy Chérizier, alias Barbecue y G-Pèp. Varias bandas se han unido para realizar ataques en lugares estratégicos del país y para exigir la renuncia de Ariel Henry.
«O dimite o habrá una guerra civil que acabará en genocidio», dijo Barbecue
Situación actual en Haití
Las instituciones, empresas y comercios han mantenido sus puertas cerradas en el país. Actualmente, hay un paro, el transporte público no funciona, y existe una crisis de agua. Las escuelas y universidades tampoco están abiertas y alguna de ellas se han convertido en campos de desplazados, mientras el aeropuerto internacional Toussaint Louverture lleva varios días cerrado por ser el blanco de ataques a gran escala.
El sistema sanitario esta bajó presión y con dificultades para atender a los pacientes. La ONG Médicos sin Fronteras (MSF) está reforzando sus actividades en la capital haitiana para ayudar a los heridos. Hay 50 camas en el hospital de Tabarre y están totalmente ocupadas desde febrero, por lo que tuvieron que agregar 25 camas más.
«Estamos recibiendo una media de cinco a diez nuevos casos al día, estamos trabajando al límite de nuestra capacidad», afirma Mumuza Muhindo Musubaho, jefe de la misión de MSF
MSF ha reabierto su centro de urgencias quirúrgico, con 25 camas, para poder atender en varias zonas de Puerto Príncipe, como el distrito de Turgeau, ya que la inseguridad y bloqueos impiden que las ambulancias transporten a los pacientes.